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Colombia: cómo desminar al país con más minas antipersonales de América

El Gobierno y las Farc firmaron un acuerdo para remover minas antipersonales en el segundo país más minado del mundo. ¿Pero cómo se lleva a cabo este arduo proceso?

Las minas antipersonales son armas de guerra profundamente impersonales: a diferencia de lo que ocurre con un fusil, quien las coloca nunca ve a su víctima sufrir sus efectos, ni la víctima ve a su victimario.

Ni el infante de marina de 27 años que perdió su pierna en el Valle del Cauca, en el occidente de Colombia, ni el civil de 22 de años que resultó herido en el departamento del Caquetá (sur del país), ambos víctimas de minas este fin de semana, sabrán quién colocó los artefactos que les cambiaron la vida.

Los casos fueron relatados a BBC Mundo por Álvaro Jiménez Millán, director nacional de la ONG Campaña Colombiana Contra Minas.

"Este es un problema presente en la realidad de Colombia", dice, "el segundo país a nivel global en víctimas", por detrás de Afganistán.

En los últimos 25 años, minas antipersonales y otros artefactos explosivos han causado más de 11.000 víctimas, entre muertos y heridos, según la Dirección para la Acción Integral contra Minas Antipersonal del gobierno colombiano.

Para intentar que esa cifra deje de crecer, el sábado el gobierno y el grupo guerrillero Farc anunciaron desde La Habana, Cuba (donde llevan adelante diálogos de paz para intentar terminar con más de 50 años de conflicto), un plan para trabajar en forma conjunta en la desactivación de minas en las zonas más afectadas del país.

Todavía no hay un calendario concreto ni se sabe exactamente dónde comenzará el trabajo de desminado.

Cómo se remueven las minas

Sí se sabe que miembros de las Farc indicarán la ubicación de minas, que luego serán desactivadas por una de las 2.100 unidades especiales del Ejército de Colombia dedicadas a la remoción de este tipo de artefactos.

El sargento Álvaro Martínez Beltrán, quien lleva unos 17 años trabajando con explosivos, está al frente de una y le explicó a BBC Mundo cómo realiza su tarea.

Su unidad está compuesta por cinco miembros: un suboficial y cuatro soldados (dos operan detectores de metales, otro el equipo contra artefactos explosivos y otro está encargado del perro entrenado para la detección sustancias explosivas).

Una vez que llegan al sector donde sospechan que hay explosivos, siguen un procedimiento de cinco pasos.

1. El equipo realiza un registro visual, con binoculares o a simple vista, con el objetivo -dice Martínez Beltrán- de descartar la presencia de cables de tropiezo y otros mecanismos visibles de activación. Si cayeron lluvias, la tarea se puede ver facilitada, explica, porque el agua "puede desenterrar alguna mina" o un componente de un artefacto.

2. Actúa entonces el soldado que opera el equipo contra artefactos explosivos, llamado pera y cuerda. Lanza la pera en diferentes direcciones y la recoge con la cuerda (que tiene unos 70 metros de largo aproximadamente). Si la pera pasa sobre una mina, la hace estallar. "Está hecha de un material especial, que en el caso de activar una mina no se nos vuelve esquirla, sino que se desintegra y no ocasiona daños", cuenta Martínez Beltrán.

3. Llega el momento en que le toca actuar al perro que buscará con su olfato sustancias explosivas, para detectar artefactos sin partes metálicas. "Como ya descartamos toda clase de alambres (cables de tropiezo)", dice el sargento, "el perro no corre ningún riesgo".

4. Luego entran en acción los dos soldados que manejan detectores de metales, en busca de detonadores, iniciadores o el recipiente que contiene la carga explosiva.

5. El último paso lo lleva a cabo el comandante del equipo, quien hace estallar los artefactos.

"Es un proceso largo, ya que no podemos tener error", explica Martínez Beltrán. "Un error con explosivos es el primero y el último".

En un día de trabajo pueden desactivar apenas entre una y 12 minas, dependiendo de la superficie y complejidad del terreno.

Varios años y "muchos millones de dólares"

El nuevo acuerdo facilitará en parte la tarea de Martínez Beltrán y sus pares.

"Sería mucho más rápido, porque nosotros solamente destruimos los campos minados que encontramos, pero si (las Farc) nos dieran la información exacta de dónde están esto terminaría mucho más rápido", le dijo a BBC Mundo el teniente coronel David Navia.

Navia es el comandante del Batallón Nariño, que opera en la zona sur del departamento Bolívar, y que en 2014 desactivó unos 28 campos minados (se considera como tal a un área donde se colocaron más de dos minas) con un total de cerca de 220 minas.

Aunque la tarea de su equipo y otros similares se vea facilitada por el acuerdo, llevará años declarar a Colombia libre de minas.

Según el general retirado Óscar Naranjo, quien es hoy ministro consejero para el Posconflicto, Derechos Humanos y Seguridad, la tarea de desminado podría completarse en diez años.

Sin embargo, otros creen que podría demorarse mucho más. Sólo basta mirar el ejemplo de Nicaragua, que tiene un territorio que es un poco más de la décima parte del de Colombia y tardó 20 años en ser declarada libre de minas.

A eso se suman otros problemas, como el hecho de que varios expertos en explosivos de las Farc ya han muerto y se ha perdido su conocimiento, o que los cambios en el terreno por vientos y lluvias hacen que las minas cambien su posición.

Además será un plan que costará mucho dinero. Aunque no hay una cifra concreta aún, Jiménez Millán estima que serán "muchos millones de dólares".

Y cree que para que realmente pueda haber una Colombia libre de minas, debería incorporarse al plan a la segunda guerrilla del país, el Eln, que está en diálogos exploratorios con el gobierno desde hace meses y que también ha sembrado numerosos artefactos explosivos.

Eso no da cuenta, además, de los instalados por las llamadas bacrim (bandas criminales de origen paramilitar).

Optimismo

En cualquier caso, la noticia ha sido recibida con optimismo desde prácticamente todos los de sectores de Colombia.

"Este acuerdo es el primero que produce esta mesa (de negociación de La Habana) que significa una modificación en la vida cotidiana de las personas que hay allí en esos territorios", dijo Jiménez Millán a BBC Mundo.

Y recordó el día a día actual de esas familias, que viven constantemente con el miedo a la explosión, "pensando siempre 'qué pasa si mi hijo se sale del camino y pisa una mina, qué tal si yo voy a cortar una rama y piso una mina'".

¿Qué piensa el teniente coronel Navia, con 22 años de servicio, frente a la perspectiva de una primera colaboración con su histórico enemigo como la que vendrá con el plan de desminado?

"Todo lo que yo pueda contribuir a que la paz en Colombia se logre, bienvenido sea".

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