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Los desafíos de La Guajira ante la llegada de migrantes venezolanos

El tercer departamento que alberga más venezolanos en Colombia enfrenta grandes desafíos para suplir necesidades básicas como salud, saneamiento básico y educación.

Los desafíos de La Guajira ante la llegada de migrantes venezolanos. Foto: Agencia Anadolu

Los desafíos de La Guajira ante la llegada de migrantes venezolanos. Foto: Agencia Anadolu(Thot)

Las necesidades humanitarias de los migrantes provenientes de Venezuela son un tema cada vez más urgente en el departamento colombiano de La Guajira. En municipios fronterizos como Riohacha y Maicao se ven largas filas en los comedores comunitarios y decenas de personas que duermen en los parques y andenes. Familias enteras salen en la madrugada a buscar entre la basura material de reciclaje que luego venden para completar, al menos, el dinero necesario para tener una comida al día.

Esta región semidesértica al norte de Colombia es el tercer departamento con más migrantes y refugiados venezolanos en el país. Según cifras de Migración Colombia, en 2018 entraron unos 107.000 venezolanos, además de colombianos retornados e indígenas de la etnia wayuú.

El departamento, con históricos problemas de pobreza extrema y casos de corrupción, está buscando estrategias para atender a las personas que llegan en busca de trabajo, comida y medicinas. Al mismo tiempo, necesita aumentar la cobertura en salud, saneamiento básico y educación de los colombianos que ya viven allí.

La situación es aguda, explica Federico Sersale, jefe de la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) en el departamento. “Nos preocupa especialmente las necesidades humanitarias de los migrantes y refugiados, primordialmente en ciudades como Maicao y Riohacha, donde hay un gran número de personas durmiendo en la calle”, le contó el funcionario de Acnur a la Agencia Anadolu.

“Otros, aunque no estén durmiendo en la calle, viven en asentamientos informales, en lugares que no cumplen con estándares mínimos de una vivienda digna”, añadió.

La migración en el departamento llega de diferentes formas. Aldemiro Choles Quintero, secretario de Gobierno de Maicao, explica que hay migrantes 'pendulares', que llegan por un periodo corto a rebuscar trabajo y se devuelven con víveres para sus familias. Hay familias del pueblo wayuú que nunca han tenido frontera, sino que viven en sus tierras ancestrales entre ambos países y que, por la situación económica, ahora pasan más tiempo en territorio colombiano. También hay colombianos que han vivido por décadas en Venezuela, familias mixtas y venezolanas que buscan establecerse a mediano plazo en Colombia u otro país suramericano.

Un amplio porcentaje de las personas que llegan a Colombia por La Guajira optan por entrar a través de “trochas” o pasos irregulares, ya que en Venezuela no logran conseguir los papeles necesarios para cruzar de forma legal. Choles dice que, según información de inteligencia de la Policía, “hay alrededor de unas 180 trochas” a lo largo de 249 kilómetros de frontera entre el departamento colombiano de La Guajira y Venezuela.

El cruce irregular hace que los migrantes deban pagar “vacunas” a grupos ilegales que controlan las trochas, por lo que llegan a Colombia sin dinero para transporte, vivienda o comida. Por esa razón, Acnur y otras ONG determinaron que la construcción de albergues es una parte primordial de su estrategia de atención.

“Apoyamos un albergue que funciona en Maicao operado por la Pastoral Social. Estamos construyendo un albergue nuevo en Riohacha que va a ser el primero del distrito para población vulnerable, especialmente migrantes y refugiados venezolanos. Estamos construyendo un albergue con el hospital de Maicao para mujeres gestantes y lactantes. También tenemos acuerdos con hoteles en Riohacha para que acojan personas que han tenido que vivir en la calle o en vulnerabilidad extrema”, dice Sersale.

Durante la ola migratoria se han formado asentamientos irregulares alrededor de las ciudades fronterizas. Choles afirma que en Maicao ya son 12 los asentamientos que albergarían miles de personas. “Aquí la población creció en seis meses, lo que nosotros podíamos crecer en 10 años”, afirma. Hacia estos asentamientos aún no hay una estrategia clara por parte de las entidades gubernamentales.

Los esfuerzos para regularizar a los migrantes y refugiados

El gobierno colombiano ha hecho mucho énfasis en una política de puertas abiertas hacia los migrantes y refugiados venezolanos. Puso en marcha medidas como los Permisos Especiales de Permanencia (PEP) y las Tarjetas de Movilidad Fronteriza para regularizar la situación de las personas que están llegando.

La segunda línea de trabajo de Acnur tiene que ver con esta documentación, ya que brinda asistencia legal a través de una red de puntos de orientación. “Tenemos seis en la Guajira. Hemos apoyado con la emisión de más de 23.000 PEP. Más del 60% de personas que accedieron al permiso en La Guajira lo hicieron con ayuda del Acnur”, destacó Sersale.

Pero la regularización del estatus migratorio es solamente el inicio. Un reto a corto y mediano plazo es integrar a los migrantes y refugiados a las ciudades a las que llegan y suplir sus necesidades básicas. Este es un desafío especialmente difícil en el caso de la Guajira, donde los índices de pobreza son superiores al promedio nacional. La malnutrición, por ejemplo, alcanza un 77% de la población, según un estudio del Programa Mundial de Alimentos (PMA) publicado en 2018.

“Si nosotros teníamos el 68% de la cobertura de servicios públicos e íbamos a llegar al 90%, ahora se ha bajado al 47%, lo que aumenta los indicadores de pobreza del municipio (Maicao)”, dice Choles.

Para Acnur, es necesario trabajar tanto con los migrantes y refugiados como con las comunidades de acogida. “Apoyamos a comunidades con cuestiones estructurales que benefician a todos los que viven en la zona, tanto venezolanos como colombianos”, explicó Sersale. Eso, además de una lucha contra la pobreza, es también una estrategia contra la xenofobia y el sentimiento de rechazo que pueden tener las comunidades cuando ven que aumenta la competencia por oportunidades laborales.

Sersale afirmó que están haciendo un énfasis en la importancia de aceptar a los migrantes y refugiados en las ciudades a las que llegan. “Hacemos sensibilizaciones sobre la xenofobia, la solidaridad y la memoria, porque muchos colombianos fueron a Venezuela durante la guerra y ese país los recibió. Ahora es importante que Colombia reciba a los migrantes y refugiados, tal como lo está haciendo”, concluyó.

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