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Tumaco tiene las cifras más altas de homicidios en el país: José Miguel Vivanco

El director de la División de las Américas de Human Right Watch analiza en W Fin de Semana la situación de Tumaco y explica a qué se debe la violencia que azota este municipio.

Tumaco tiene las cifras más altas de homicidios en el país: José Miguel Vivanco

Tumaco tiene las cifras más altas de homicidios en el país: José Miguel Vivanco

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José Miguel Vivanco, director de la División de las Américas de Human Rights Watch. Foto: Colprensa

Ante el informe de Human Right Watch donde señala que la violencia en Tumaco ha aumentado y que el panorama en este municipio es preocupante, José Miguel Vivanco, director de la División de las Américas de esta organización, explicó en W Fin de Semana cuáles son las causas de esta situación.

Vivanco explica que en 2017, a raíz de la firma del acuerdo de paz, se produjo una baja positiva en materia de homicidios, secuestros y desplazamiento; sin embargo, hay municipios de Colombia donde esa mejoría no se vivió.

“Uno de ellos, y quizá el más grave, es el caso de Tumaco. En Tumaco, las cifras hasta se incrementaron y se siguen incrementando. Hoy día, si se compara 2017 y 2018, Tumaco tiene las cifras más altas de homicidio en el país, las cifras más altas de defensores de derechos humanos asesinados, las cifras más altas de violencia sexual contra menores”, asegura el director de la División de las Américas de Human Right Watch.

Sobre quiénes cometen estos delitos, “que incluyen secuestros, ejecuciones, torturas, reclutamiento de menores y de adultos”, Vivanco señala que se trata de Grupos irregulares armados que operan en la región.

“Nos estamos refiriendo concretamente a 3 grupos que provienen de las Farc originalmente, son disidencias de las Farc: las guerrillas unidas del pacífico, el Frente Oliver Sinisterra (dirigido por ‘Guacho’) y un grupo liderado por Mario Lata”.

Vivanco añade que hay otros grupos que provienen del antiguo paramilitarismo y que también controlan el territorio: los urabeños, el Clan Úsuga y Clan del Golfo. Estos grupos ejercen un control social riguroso que puede llevar hasta la muerte de los residentes.

 

¿Qué pasó con la desmovilización?

Vivanco explica que hubo fallos: “En Tumaco gobernaban los rastrojos hasta el 2013, luego las Farc desplazaron a los rastrojos e incorporaron como parte de sus filas a bandidos que trabajan antes con los rastrojos. Cuando se desmovilizan las Farc no reconocen a un grupo de más 300 bandidos que operan en el casco urbano de Tumaco y los dejan por fuera de los listados. Esos delincuentes siguen operando en la zona”.

“Hay otros que intentaron desmovilizarse, pero no encontraron por parte del Estado los compromisos, no había un sitio de seguridad, no había luz eléctrica ni agua potable, las instalaciones básicas para garantizar la desmantelación y desmovilización de estas organizaciones de las Farc”, añadió.

 

El problema de la coca

El director de la División de las Américas de Human Right Watch también resaltó el hecho de que Tumaco sigue siendo donde hay mayor cantidad de concentración de coca en el país.

El secretario de gobierno de Nariño, Edgar Insandará, asegura que los hechos de violencia están correlacionados a la narcoactividad que se presenta en el municipio. Por ello, han pedido acompañamiento integral al Gobierno, pues ya han destinado practicante todos sus recursos como departamento a este tema.

(Escuche: Preocupación por ‘recrudecimiento’ de la violencia en Tumaco)

Para Vivanco, el aumento de disidentes es un riesgo muy serio: “Hay muchos campesinos que le creyeron al Estado y se comprometieron a dejar de cultivar coca en la medida que el Estado les aseguraba los recursos para entrar en una vida de cultivos alternativos. Muchos de ellos siguen intentado vivir de la legalidad. Son justamente ellos los que son objeto de persecución, atentados y muchas veces hasta asesinatos por parte de las mafias (…) Esas mafias lo que quieren es condenar a los campesinos a seguir cultivando coca, trabajando para ellos, y así no pierden el poder. Y si se atreven a salir del negocio e intentan abandonar el cultivo de coca, se arriesgan a la persecución, incluyendo la muerte”.

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