Vinculación laboral, clave para la integración de los venezolanos en Bogotá

Por Susana Noguera

Carlos Chacín cuenta que, ahora que se acerca la temporada navideña, extraña las comidas tradicionales de su tierra como el pan de jamón, el pernil de cerdo, el ponche de crema y la hallaca, un envuelto de maíz y carnes.

No sabe si podrá seguir la tradición de comer 12 uvas a la medianoche el 31 de diciembre y llenarse los bolsillos de lentejas para atraer la buena suerte en el año nuevo. Esta será la primera temporada de fiestas que pasará en la fría Bogotá y lejos de su familia.

Carlos es uno de los 460 migrantes venezolanos que se trasladaron esta semana a un campamento humanitario creado por la Alcaldía de Bogotá en el occidente de la ciudad. Cientos de familias vivirán hasta enero en carpas de plástico amarillo perfectamente alineadas en una cancha de fútbol rodeada de muros y vallas. Después de esa fecha, la Alcaldía afirma que tendrá disponibles otras estrategias para atenderlos.

Las reglas del campamento son estrictas. No pueden salir antes de las cinco de la mañana ni llegar después de las 8 de la noche. Tampoco pueden cocinar, lavar ropa ni vender ningún producto dentro del lugar. 
La Alcaldía afirma que en el albergue temporal tendrán acceso a agua potable, baños y el apoyo de la policía en materia de seguridad, algo que mejorará significativamente su situación, comparado con las carpas que habían armado en un espacio público cerca al terminal de transportes.

“Van a estar en unas condiciones dignas y respetuosas de los derechos humanos, de manera transitoria, mientras buscamos unas medidas permanentes que les puedan garantizar una inclusión en Colombia”, dijo Felipe Muñoz, gerente de la frontera con Venezuela de la Cancillería colombiana.

Los niños y las mujeres embarazadas tienen derecho a tres comidas diarias, pero los adultos dependen de las donaciones y las opciones laborales que aún no han llegado. Por eso el pasado martes, el día que los trasladaron, Carlos y otros compañeros de viaje se sentaron en el pasto del campamento a recordar su tierra y a esperar a ver si el sueño les hacía olvidar el hambre y el frío.

El hombre cuenta que es chef y que no ha cogido un cuchillo en cinco meses, desde que llegó a Bogotá en busca de trabajo para enviarle comida a su mamá y sus dos hijos de 10 y 15 años.

Afirma que todos los días se levanta a las seis de la mañana a buscar empleo, pero solo le ofrecen trabajos mal pagos y por unos pocos días. No le alcanza para pagar una pieza, por lo que le ha tocado dormir a la intemperie.

“Todo el que está aquí necesita un trabajo. Nadie necesita que le regalen nada (…). Necesitamos que haya un poco más de proceso en lo laboral”, afirma.

Bogotá, en busca de soluciones laborales para los migrantes

Según cifras oficiales, la capital colombiana alberga el 23% de más de un millón de venezolanos que están de forma permanente en el país y cada día llegan más. Por esta razón, encontrar soluciones de trabajo y educación en la capital es clave para lograr que los migrantes que llegan al país se integren.

El campamento es una medida humanitaria de emergencia, pero a largo plazo, el aspecto laboral es lo que los migrantes venezolanos más piden para poder instalarse en la ciudad y poder cuidar a sus familias. 
Casi 113.000 de las más de 200.000 personas que han llegado a la ciudad tienen el Permiso Especial de Permanencia (PEP) que emitió el Gobierno colombiano para regularizar su situación migratoria y permitirles trabajar en el país.

La secretaria social del Distrito, Cristina Vélez, explica que es muy importante que el Gobierno nacional siga regularizando el estatus migratorio, ya que eso les da a las administraciones distritales más herramientas para atenderlos.

Pero, para lograr un empleo, los migrantes necesitan más que regularizar sus papeles.

Carlos narra que, aún contando con el PEP, le han robado al prometerle COP 25.000 por el día de trabajo y luego terminan dándole COP 10.000. El desafío es inmenso para miles de personas que han llegado de Venezuela, entre los que también hay ciudadanos colombianos que retornan a su país.

La secretaria social de la Alcaldía afirmó que el nuevo campamento permitirá ofrecerles estrategias puntuales para ayudarlos a encontrar trabajo y otras necesidades básicas.

La Alcaldía de Bogotá anunció la apertura de un SuperCADE social en el terminal de transportes y el Centro de Atención e Integración al Migrante para, entre otras cosas, vincularlas a las cajas de empleo de la Secretaría de Desarrollo Económico y diferentes Cajas de Compensación Familiar.

Para poner en marcha todos los planes de integración hacen falta recursos. Felipe Muñoz dijo que la vinculación laboral es prioridad para el Gobierno colombiano y se buscará encauzar los recursos necesarios de la cooperación internacional y el gobierno nacional.

“Colombia enfrenta muchos retos. El principal es vincular laboralmente a estas personas y ese va a ser el compromiso estratégico del Gobierno nacional en los próximos tres meses”, dijo Muñoz.

El gerente de frontera explicó que se instalará una Mesa Permanente Migratoria en la que se reunirán las entidades nacionales, distritales y las agencias internacionales para canalizar mejor los recursos.

Tanto las autoridades nacionales como distritales coincidieron en que seguirán con políticas de puertas abiertas y buscarán estrategias para facilitar a los migrantes integrarse a las ciudades a las que están llegando. 
“Bogotá ha sido una ciudad generosa al recibir a víctimas del conflicto armado y desplazados por la violencia en Colombia. En esta ocasión tampoco seremos inferiores al reto”, concluyó Muñoz.