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Con "Pedro II" se acabaría el mundo, según profecía de San Malaquías

Estas profecías papales aseguran que después de Juan Pablo II, sólo aparecerán dos papas más, y durante el pontificado del último de estos dos, el mundo se acabará.

Con "Pedro II" se acabaría el mundo, según profecía de San Malaquías

Con "Pedro II" se acabaría el mundo, según profecía de San Malaquías(Thot)

Las profecías papales de San Malaquías aseguran que después de Juan Pablo II, sólo aparecerán dos papas más, y durante el pontificado del último de estos dos, el mundo se acabará.

El santo irlandés profetizó, de uno en uno, a todos los papas que irán sucediendo a Inocencio II, que era el papa que gobernaba la Iglesia en los tiempos del profeta.

Como número uno, describe a Celestino II, con el lema: “ex castro Tíberis”, ya que este pontífice había nacido en ciudad de Castillo, situada a la orilla del Tíber, en la Toscana Romana.

Después de describir a 109 papas y de darle un lema a cada uno, dio a conocer con el número 110, a quien fuera hasta hace poco Juan Pablo II. El lema que le otorgó a esta papa fue “de labore solis”, y significa que se verá sometido a los mismos trabajos y peligros que Jesucristo.

Luego, San Malaquías sigue con el número 111, a quien le adjudica el lema, “de gloria olivea”, que corresponde al papa que pronto tendremos entre nosotros.

A este lema se le han dado muchas lecturas. Una versión explica que el “olivo” suministra el óleo, elemento fundamental del sacramento de la Extremaunción. Por lo tanto, este óleo se dará como símbolo de la agonía del mundo.

Por último, el profeta dio a conocer con el número 112 al papa que sucederá a éste con el lema, “Pedro Romano” y con el siguiente comentario, “en la última persecución de la Santa Romana Iglesia, ocupará el solio Pedro Romano, el cual apacentará sus ovejas en medio de grandes tribulaciones, pasadas las cuales, la ciudad de las siete colinas será destruida y el Juez tremendo juzgará al Pueblo”.

En resumen, parece que de estas profecías se aclara que Jesucristo quiso iniciar su Iglesia con un Pedro I, que siendo judío murió en Roma, y terminarla con un Pedro II, que siendo romano, está destinado a morir en Jerusalén.

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