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San Andrés no resiste más turismo depredador

Docente de la Universidad Nacional, asegura que la fuente económica más próspera de la Isla podría desencadenar una eventual crisis social y ambiental.

San Andrés  . Foto: Colprensa

San Andrés . Foto: Colprensa(Thot)

Cada año, cerca de un millón de personas llega a San Andrés para pasar las vacaciones y visitar los atractivos turísticos que tiene  como Johnny Cay o la cueva de Morgan. Sin embargo, esta situación es precisamente la que está acabando con la isla. De acuerdo con Shirley Cottrell Madariaga, profesora de la Sede Caribe de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), este turismo que genera ganancias al sector hotelero no es tan rentable para los comerciantes de la Isla, y mucho menos para el Archipiélago, que en 2001 fue declarado por la Unesco como Reserva de la Biósfera.

Según la docente, la Isla se enfrenta a suplir no solo los servicios públicos de los pobladores sino también de la población flotante que son los turistas, quienes durante su permanencia no tienen conciencia del sobreconsumo de agua y se bañan hasta cuatro veces al día.

“Estamos recibiendo demasiados turistas que no son conscientes de que la Isla es una reserva de la biosfera, debido a que las empresas de turismo solo ofrecen mar y playa”, advierte.

Agrega que esa población flotante tiene garantizado el acceso a los servicios públicos pero los residentes no, debido a que el modelo implementado establece un tipo de economía que le genera más beneficios a las cadenas hoteleras, pero sin un encadenamiento económico con el comercio local que favorezca a los pobladores, por ejemplo.

La profesora recuerda que el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo tiene la meta de incrementar el número de turistas a dos millones, pero la isla no resiste más. “El modelo que impone el Estado está pensado sobre un espacio de ciudad, pero San Andrés no es una ciudad, sino un territorio insular”, afirma.

¿Desarrollo sostenible?

Otra docente de la U.N. Sede Caribe,  Johannie Lucía James, explica que la agricultura está constituida por cultivos que satisfacen parte de las necesidades alimenticias de la población, y los productos que quedan para comercializar deben competir con los que llegan de Colombia y Centroamérica.

Por lo anterior, los ingresos por el turismo no se ven reflejados en inversión social ni en el fortalecimiento de la economía local. Por eso la docente propone que se cree un plan estratégico que involucre a todas las instituciones públicas y privadas.

“Cada turista paga 100 mil pesos para ingresar a la Isla, pero no se ha hecho un rastreo de a dónde va ese dinero. Según la Secretaría de Hacienda, una parte va para el funcionamiento de la oficina de la OCRE, otra para la administración del departamento y otra parte más pequeña para el mantenimiento de la infraestructura turística, aunque los atractivos turísticos y las calles están bastante deterioradas”, concluye la docente.

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