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Burger Master, de los números a la felicidad

Burger Master mueve al gremio de las hamburguesas, logra beneficiar al comensal e impulsar nuevas ideas.

Foto: Burger Master

Foto: Burger Master(Thot)

Fueron 198.073 hamburguesas en Medellín durante el Burger Master. Fueron 227.861 hamburguesas en Bogotá. Fueron 99.208 en Barranquilla. Algunos medios de comunicación afirman que en el Burger Master Bogotá lograron facturar más de 630.000 dólares. Otros, dentro del marco de los dueños de los restaurantes, hornearon 20.000 panes en menos de ocho días. Algunos, o la mayoría, tuvieron jornadas de 72 horas continuas sin descanso. Hubo accidentes menores, momentos de estrés, esfuerzo y refuerzo. Algunos ampliaron su nómina, llamaron familiares, les enseñaron a los que no sabían, el que estaba acostumbrado a hacer tal cosa tuvo que aprender a hacer tal otra. No había espacio para el cansancio, era superarse a sí mismo, ser dignos del reto mismo. Fue el evento Master, el escenario para demostrar que se es maestro para que otros sean felices y generar en el entorno un huracán que beneficia a muchas pieles de la sociedad.

Del lado de los comensales se conocen algunos casos que alcanzaron a probar entre 30 y 40 diferentes tipos de hamburguesas dentro del marco del evento. Los Master que surgieron de las neuronas de Tulio Recomienda hacen que se despierte ese “hombre lobo”, ese doctor Jekyll y el señor Hyde que nos convierte en cazadores de frugales platos que, más allá de su precio, son una invitación a conocer y probar más.

Y así se van formando las logias. En el Burger se dio un perfil más de grupos de amigos. La hamburguesa genera plan de compinches, hordas de sedientos hamburgueseros que se ponían de acuerdo para definir cuál sitio iban a “atacar” tras salir de la oficina, el colegio o la universidad. Ya fuera en el almuerzo o la comida, siempre había un objetivo a definir.

¿Que había filas? ¡Claro que sí! Preocupante sería que no. Y parte de la magia de los Master fue esa: la buena onda y actitud de los ciudadanos que querían una experiencia y también pusieron su cuota de sacrificio a punta de paciencia y solidaridad.

Es como una cadena de favores al son del beneficio. Los que normalmente vendían 40 hamburguesas por turno, durante el Master llegaron a vender… ¡600 por día! El que tenía su negocio firme lo consolidó más. El que andaba de capa caída sufrió un sacudón y templó la capa o tuvo que conseguir cuatro más. El mesero que andaba sin trabajo fue llamado para trabajar de nuevo. Las propinas fluyeron como espuma. Los proveedores iban de lado a lado trayendo más queso, más pan, tocineta, carne, harina, progreso y más progreso.

Por eso hay que darle tanto valor a este tipo de ideas que surgen de la crisis. Porque no hay peor mal que quedarnos en la queja misma cuando la solución está en unirnos, tirar del mismo lado y trabajar en equipo.

Y no nos quedemos en el mundo que rodea la parte de la gastronomía. Alrededor de esto hay toda una parafernalia que va desde el que cuida los carros, el que vende el chicle, el que tiene la tienda cerca al restaurante, todos, todos tuvieron su buen impulso tipo Master. Todos quieren que se repita.

También hubo pedagogía. Se aprendió. Se abrió un espectro distinto para la gente. El que comía siempre lo mismo, en el mismo lugar o terruño, vio que podía comer también allá, en otro lado, y sentir nuevos olores, sabores y ambientes. Muchos miedos sustentados en el “allá no podemos ir porque es muy caro” se vinieron abajo al ir, probar, conocer y ver que esa carta de precios no es inalcanzable para llevar en una futura ocasión a la novia, a la mamá o al que sea.

Eventos como el Master generan la cultura de salir a comer, de conocer otros negocios buenos y generan movimiento de caja. Rompen paradigmas frente al estigma que indica que la alimentación buena no siempre debe ser costosa.

Burger Master movió al gremio, logró beneficiar al comensal e impulsar nuevas ideas. Bien lo decía una señora al hacer la fila en un restaurante: “Yo he estado en el de la Burger Master con mis hijas. Si hacen empanada o chicharrón Master o Master de lo que sea, me apunto. Esto es muy rico y pasamos bueno”. Aquella dama resumió en una sola frase la magia de este evento.

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