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Las monjas cantantes que se consagraron en las listas de éxitos

Cristina Scuccia ha sido sensación desde que apareció en "La voz", cuando sorprendió a los jueces que primero la escucharon sin verla y, por supuesto, sin saber que era monja.

Su presentación, en la que cantó "No One" de Alicia Keys, se volvió viral y ha sido vista por 30 millones de personas en todo el mundo.



Pero esta ursulina no es la primera religiosa en lograr el éxito y la fama con una interpretación musical.





Hace nada menos que 50 años otra monja hacía historia al llegar a los primeros lugares de las listas de éxitos en varios países.



"Dominique", un éxito en francés


Jeanne-Paule Marie Deckers, conocida como Sor Sonrisa o "la monja cantante" era una monja dominica nacida en Bruselas, que en 1963 escribió y grabó la canción "Dominique", dedicada a Santo Domingo de Guzmán, fundador de su orden religiosa.



Fue un éxito rotundo, llegando entre 1963 y 1964 al primer lugar de la lista de éxitos pop de Estados Unidos, Billboard, lo cual se considera una hazaña por estar cantada en francés.



Incluso participó en una edición del show de Ed Sullivan el 5 de enero de 1964, un mes antes del debut de los Beatles en el programa.





También fue número uno en Canadá, Australia y Nueva Zelanda, mientras que fue un gran éxito en otros países, como Alemania, Dinamarca, Holanda, Irlanda, Noruega, Sudáfrica y Suecia.



En Reino Unido llegó al séptimo lugar de la cartelera pop e incluso ganó un premio Grammy en EE.UU.


Igualmente, la canción fue un éxito en América Latina, siendo versionada al español por la mexicana Angélica María, la cubana La Lupe o la venezolana Mirla Castellanos, a la vez que fue cantada en varios otros idiomas.



Una película inspirada en su vida y protagonizada por Debbie Reynolds y con la actuación del mexicano Ricardo Montalbán fue estrenada en 1966.



Lamentablemente, el caso de Sor Sonrisa no tiene un final feliz: terminó suicidándose con ella en 1985, luego de abandonar el convento y el hábito, cuestionar muchos dogmas y enseñanzas, y formar pareja con otra mujer.



Un coro celestial


Menos dramático es el caso del coro de las hermanas benedictinas de María, Reina de los Apóstoles, creado con ese nombre en Misuri, EE.UU., en 2006.



Como siempre se ha acostumbrado en la Iglesia católica, los cantos son parte de la vida litúrgica de muchas congregaciones.



Estas monjas cantan durante cinco horas todos los días como parte de su culto religioso, aunque en eso no se diferencian mucho de otras órdenes de clausura.



Lo particular de estas benedictinas es que han grabado varios discos, todos de música religiosa, incluidos "Advent at Ephesus", "Lent At Ephesus" y "Christmas at Ephesus".



Su segundo álbum, "Angels And Saints At Ephesus", lanzado en mayo de 2013, llegó al primer lugar de la lista Billboard de música clásica, desplazando al disco "Fifty Shades of Grey: The Classical Album", de la novela erótica del mismo nombre convertida en serie televisiva.



Un dato curioso más en la saga de estas monjas es que se disputaron ese número uno con otra orden religiosa, las hermanas dominicas de María, Madre de la Eucaristía, de Ann Arbor, Michigan, que lanzaron al mismo tiempo su disco "Mater Eucharistae".



Finalmente se impusieron las benedictinas, no sin antes calificar de "milagro" que dos coros monacales se encontraran tocando el éxito en una lista discográfica.



De otra religión, pero monja al fin


Ani Choying Drolma es una religiosa budista que ha grabado 15 discos, se ha presentado en numerosos conciertos y sus videos son tan populares que han aparecido en el canal musical MTV.





Su gran mérito es desarrollar una técnica aplicada a los cantos tibetanos y, aunque no adora a Cristo sino a Buda, su actividad es muy parecida a la de las monjas católicas: ayudar a los pobres, desarrollar el espíritu y, en este caso, cantar.



Tal ha sido su fama, que la cantante y guitarrista estadounidense Bonnie Raitt es su admiradora declarada y se le presentó al final de un recital.



Así pues, si el dicho dice "el hábito no hace al monje" o a la monja en este caso, parece que sí hace a las cantantes. Porque estos son sólo los ejemplos más destacados de toda una tradición, la de alabar a Dios a través de la música.

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