El turismo oscuro en Colombia

El museo del delito de la Fiscalía General en Bogotá o los narcotours, hacen parte de esta modalidad, la cual comprende prácticas y actividades de una gran diversidad

El turismo oscuro en Colombia. Foto:

El turismo oscuro en Colombia. Foto:(Thot)

“Está claro que no se puede remar contracorriente, aunque sí podemos canalizar las historias hacia algo positivo, sobre lo que no puede ser, lo que no puede pasar, lo que nunca debe repetirse”, así escribió María Claudia Lacouture, directora ejecutiva de AmCham Colombia, para hacer referencia a algunas actividades del ‘narcoturismo’ en el país.

Sin duda, hay que aprovechar sin dar un enfoque que glorifique la delincuencia. Ostelea, entidad perteneciente al Grupo Planeta Formación y Universidades, realizó el informe ‘Turismo oscuro: perfiles, nichos, motivaciones y experiencias a nivel mundial’, donde Colombia fue uno de los casos de análisis.

Al respecto, Elsa Soro, docente de Ostelea, detalló: “El turismo oscuro no es una tendencia contemporánea. En la Edad Media existía una ‘tradición thanatoptic’, que se intensificó en el siglo XIX por la influencia de los movimientos artísticos del Romanticismo y del Neogótico que tenían en sus ideales estéticos un especial interés por la muerte y el dolor. En cuanto al impacto actual, encontramos que en 2017 una búsqueda en Google de la expresión ‘turismo oscuro’ obtuvo más de 50.800 resultados, en inglés ‘dark tourism’ presenta más de 2.800.000 registros, lo que revela un fuerte interés por parte de los internautas hacia el fenómeno”.

Dentro de las principales atracciones para los turistas que están ligadas al turismo oscuro, se encuentran cementerios, memoriales, campos de concentración, prisiones, crematorios, sitios de ejecuciones públicas y desastres naturales, atracciones que responden a la necesidad del viajero contemporáneo de vivir experiencias únicas, impactantes y -tal vez- extremas.

Soro, se mostró en sintonía con la postura de Lacouture, al advertir que el aumento del interés en el turismo oscuro, se traduce en incremento de gasto por parte de las entidades públicas y privadas de los diferentes países, pero que el propósito de los gobiernos debería ser fomentar políticas de recuperación de la memoria colectiva ligadas a acontecimientos trágicos que sean respuestas y con intención educativa.


 

Una cicatriz reciente

La historia del narcotráfico en Colombia y la emergencia del turismo oscuro deben llevar a generar una reflexión colectiva entre la comunidad local e internacional sobre el legado de un pasado trágico o delictuoso. Para Ostelea, hay que tener una decisión plural y al mismo tiempo consensuada por parte de las instituciones, el sector privado y los diferentes stakeholders del territorio sobre la identidad del destino, que se hace necesaria para desarrollar una propuesta de valor turística del destino.

Es el caso de la ciudad de Medellín, cuya memoria reciente está indisolublemente ligada al narcotráfico y en particular la figura de Pablo Escobar, por ello existen diferentes tours operadores y plataformas que ofertan visitas ligadas a Escobar y al cartel de Medellín. Por ejemplo, la panameña Triptable, conecta viajeros con guías locales y operadores de turismo que ofrecen el ‘Tour de Pablo Escobar’, el cual incluye los sitios de la historia de Medellín de la década de los ochenta, como la Virgen Rosa Mística, la Virgen de la Gruta, el Cementerio Jardines Montesacro y hasta hace poco, el Edificio Mónaco. El precio del recorrido es cercano a los 42 euros por persona y tiene duración de cinco horas.

En respuesta, las entidades de la ciudad han empezado a promover iniciativas alternas, como es el caso del denominado ‘Tour de la transformación’. Esta visita se centra no tanto en los lugares símbolo del narcotráfico, sino en el proceso de evolución y rebranding que la ciudad está atravesando, sin olvidar ni negar los episodios de violencia que caracterizan la historia de la ciudad y del país.

La denominación ‘turismo oscuro’ abarca prácticas y actividades muy diferentes. Para ampliar y diversificar su público, las empresas y agencias especializadas deberían interceptar nichos de mercados afines propiamente dicho -por ejemplo- el turismo de patrimonio, educativo, cinematográfico y de aventura. Asimismo, el aumento del interés en el turismo oscuro por parte de los viajeros internacionales, se traduce en incremento de gasto por parte de las entidades públicas y privadas. Resulta relevante analizar el caso de Malasia, cuyo gobierno ha invertido más de mil millones de euros en un Plan Nacional orientado a mantener y mejorar los sitios asociados a esta práctica en su territorio”.

Los perfiles del viajero

La figura del ‘turista oscuro’ se puede determinar a partir del cruce entre el turista cultural y de patrimonio, de experiencia y aventura. Ostelea citó un análisis de la segmentación del turismo internacional y que elaboró una serie de tipologías de viajeros en función de sus motivaciones y preferencias a partir de una encuesta.

  • El descubridor: viaja a destinos como Francia, Turquía y Brasil, además es un turista especialmente formado y de mediana edad.
  • El vital: prevalece en los mercados maduros lejanos, es joven y con un alto nivel de educación, en este perfil destaca la presencia de un alto porcentaje de estudiantes.
  • El vacional-cultural: tiene presencia en mercados europeos maduros, al que se le suma un nivel educativo medio y un gran porcentaje de pensionados.

Para concluir, Soro explicó: “Evidentemente el turismo oscuro puede presentar problemas éticos, vinculados a la mercantilización del sufrimiento, la muerte y la memoria histórica. Sin embargo, el papel de quienes investigan las prácticas turísticas en cuanto fenómenos sociales, culturales y económicos, no es condenar el turista o la industria por ser o no ser ética, sino más bien examinar cómo y porqué en determinados contextos geográficos y momentos históricos se otorga valor a sitios y fenómenos. Dicho valor no es brindado exclusivamente por iniciativa de los turistas, sino que todas las partes interesadas, las administraciones locales, la empresa privada y los medios de comunicación, pueden contribuir a construir un atractivo turístico más allá de propósito económico”.

 

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