Internacional

Farmacéuticas europeas boicotean ejecuciones en EE.UU.

En Arkansas, el gobernador Mike Beebe anunció en junio que suspendería nuevas ejecuciones.

El fabricante de Tiopental, un fármaco usado en inyecciones letales, suspendió sus contratos. Foto: BBC Mundo

El fabricante de Tiopental, un fármaco usado en inyecciones letales, suspendió sus contratos. Foto: BBC Mundo(Thot)

Diversos estados de Estados Unidos que admiten la pena de muerte enfrentan dificultades para realizar ejecuciones debido a la escasez de los fármacos usados en inyecciones letales.

En medio de una disputa legal sobre sus nuevas normas en materia de pena capital, el estado se está quedando sin stock de fármacos y enfrenta la oposición de un fabricante que canceló su contrato con el gobierno tras descubrir que sus medicamentos -Lorazepam y Fenobarbital– serían usados en inyecciones letales.

Problemas semejantes afectan a estados como Ohio, Missouri, Georgia, Califórnia y Texas .

La inyección letal es el método utilizado por los 32 estados que admiten la pena de muerte.

La mayoría recurre a un cóctel compuesto por un anestésico (Pentobarbital o Tiopental) y un relajante muscular (Bromuro de Pancuronio o Cloruro de Potasio), que provoca un paro cardíaco. Once estados utilizan sólo un fármaco, en dosis letales.

Mientras tanto, la presión de laboratorios y grupos europeos contra el uso de fármacos en ejecuciones ha vuelto cada vez más difícil su obtención.

El fabricante de Tiopental suspendió sus contratos tras la presión de funcionarios y autoridades en Italia, donde se encuentra una de sus fábricas. Lo mismo ocurrió con el fabricante de Pentobarbital en Dinamarca.

Alternativas
Con sus stocks casi agotados y sin posibilidad de reponerlos, los estados están recurriendo a otras alternativas.

La semana pasada, la Corte Suprema de Missouri anunció que el estado será el primero en usar Propofol, el sedante que causó la muerte de Michael Jackson.

Ohio y Texas anunciaron que sus provisiones de Pentobarbital se acabarán en setiembre y están buscando soluciones. Otros estados, como Georgia decidieron recurrir a alternativas nunca probadas en ejecuciones.

"No sabemos si van a funcionar, si causarán efectos colaterales, como convulsiones", dijo el director ejecutivo del Death Penalty Information Center (Centro de Informaciones sobre la Pena de Muerte), Richard Dieter.

"Se trata de un experimento con seres humanos", señaló.

El director jurídico de la organización a favor de la pena de muerte Criminal Justice Legal Foundation, Kent Scheidegger, dijo que hay otras alternativas, como la importación desde países asiáticos donde es legal la pena de muerte.

"No hay falta de fármacos. Lo que existe es una conspiración por parte de empresas europeas", dijo Scheidegger.

"La pena de muerte es una opción de Estados Unidos. No es una decisión que dependa de los europeos", agregó.

Ejecuciones
Sondeos recientes indican que el 63% de los estadounidenses están a favor de la pena de muerte. Hace 20 años, ese porcentaje era de cerca del 80%, según el instituto Gallup.

Desde 1976, cuando la pena de muerte volvió a ser adoptada luego de un intervalo de cuatro años en que fue suspendida por la Corte Suprema, 1.343 personas fueron ejecutadas en Estados Unidos.

El número llegó a su nivel más alto en 1999, cuando 98 personas fueron ejecutadas. Desde entonces, la cifra ha venido cayendo. El año pasado se registraron 43 ejecuciones, el mismo número de 2011. Esta año ha habido hasta el momento 23 ejecuciones y se estima que el total será cercano a 30.

La cifra de condenados a muerte también ha venido cayendo. En los 90, el promedio era de 300 sentencias por año. Hoy es de 75.

Sin embargo, aún hay 3.125 personas en el llamado corredor de la muerte, en el que el tiempo promedio de espera entre condena y ejecución es de 15 años.

Estados Unidos es uno de los cinco países que más ejecuciones realiza, después de China, Irán, Irak y Arabia Saudita, según Amnistía Internacional.

Problemas
Para Dieter, la falta de fármacos puede ser otro factor que contribuya a la caída en el número de ejecuciones, en momentos en que el método de inyección letal plantea diversos problemas legales que acaban impidiendo las ejecuciones.

"Cada vez que un estado introduce un cambio en el proceso, éste debe ser aprobado en la Justicia, donde es necesario justificar el cambio de fármaco, la dosis apropiada, el entrenamiento de quien administre la sustancia etc. Todo esto es muy lento", afirmó.

Dieter cita ejemplos como el de California, donde no hay ejecuciones hace siete años a pesar de que el estado permite la pena de muerte, y Maryland, que luego de seis años sin ejecuciones acabó en mayo convirtiéndose el estado número 18 del país en abolir la pena capital.

Connecticut, Illinois, Nueva Jersey, Nueva York y Nuevo México también suprimieron la pena capital en los últimos seis años.

"Tomaron esa decisión porque la pena de muerte no funcionaba. Es un proceso caro e ineficaz".

Dieter también cree poco probable que algún estado vuelva a usar métodos anteriores, como la silla eléctrica o la cámara de gas, que fueron eliminados precisamente por ser considerados más brutales y cuestionados.

Para Scheidegger, la falta de fármacos no debe afectar la pena de muerte en Estados Unidos.

"El tema será solucionado en los próximos años", aseguró. "La pena de muerte aún es apoyada por una sólida mayoría en este país".

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