Cineasta colombiana nominada al Óscar aspira a volar más alto

Por: Gustavo A. Delvasto D.

La colombiana Cristina Gallego siempre estuvo dedicada a la producción cinematográfica. Sin embargo, desde que salió de la Universidad Nacional, donde estudió mercadeo y publicidad, y cine y televisión, tenía el ‘bicho’ de dirigir sus películas.

Ahora logró codirigir la más reciente, 'Pájaros de verano', de la mano del también cineasta colombiano Ciro Guerra, con quien ha trabajado en filmes como 'La sombra del caminante', 'Los viajes del viento' y la galardonada 'El abrazo de la serpiente'.
Gallego habló con la Agencia Anadolu sobre la película, cuyo estreno nacional es esta semana y posteriormente se irá a una gira por festivales internacionales como el de Locarno (Suiza), que se llevará a cabo del 1 al 11 de agosto, uno de los festivales más antiguos del continente europeo; el de cine latino en Biarritz (Francia), del 24 al 30 de septiembre; inclusive estarán en un festival en Turquía, también en septiembre.  

En mayo pasado participaron de forma sobresaliente en la Quincena de Realizadores del Festival de Cine de Cannes.

¿Por qué la codirección?

Si bien Ciro Guerra es el que se llevó el reconocimiento por haber dirigido la primera película colombiana que compitió por el Oscar como Mejor Película Extranjera en 2016, El abrazo de la serpiente, su mano derecha en producción siempre ha sido Cristina Gallego.
“… La forma en la que hemos realizado las películas con Ciro ha sido como encuentro de dos realizadores. Con ‘El abrazo de la serpiente’ nos dimos cuenta que la película la enriquecía mi mirada…”, afirma.

Gallego contó a la Agencia Anadolu por qué decidió montarse en la codirección, qué le aportó su punto de vista al proyecto y por qué más mujeres deben dirigir diferentes ideas, no solo las enfocadas en su género.

La cineasta afirma que era un paso natural dirigir esta nueva producción, la “búsqueda de la voz propia (...). Es un poco sobre lo que tiene que ver 'Pájaros de verano', como toda la fuerza femenina y el lugar en el que queda reservada, en el espacio privado y público en el que se mueven los hombres, nos toca salir a las mujeres a ver qué está pasando".
¿De qué trata el filme?

La cinta se desarrolla en la época de la llamada ‘bonanza marimbera’ cuando en los años 70, el lucrativo negocio de la producción y venta de marihuana empezaba a llegar a Estados Unidos, procedente de la costa norte colombiana, en un presagio de lo que marcaría al país en las siguientes décadas.

Ubicada en La Guajira, una familia tradicional indígena wayúu sufre las consecuencias del choque entre la ambición, su honor y sus tradiciones. Su cultura se verá enfrentada a la guerra entre familiares, cuyas consecuencias, podría decirse, se relacionan con el presente de un país que no ha dejado del todo sus tradiciones tribales pero que pretende abrazar la modernidad sin importar el costo.

Cristina afirma al respecto: “es el desencuentro de un mundo tradicional que se ve envuelto o destruido por un capitalismo salvaje (…). Es la transformación de una sociedad rural a una sociedad comercial, donde el poder es encarnado en la violencia y las armas (…). Pensamos que estamos muy avanzados, pero somos absolutamente tribales”.

La cineasta dice que son conscientes de los temas en contextos tradicionales específicos colombianos, sin embargo asegura: “no vamos detrás de hacer un viaje turístico por Colombia (…). Nos conectamos con historias y esas historias nos llevan a determinados lugares”.

Gallego afirma que a medida que la historia fue desarrollándose en la comunidad wayúu, surgió una narración “que era matrilineal, en la que las mujeres son tan fuertes política y económicamente… La pregunta que surgió fue: ¿no es posible que en esta película la fuerza dominante fuera femenina? Creímos que el punto diferencial era ese, la haría diferente a cualquier película de gangsters”.

Decidieron que la historia tendría como eje central la familia, pero esta vez encabezada por una “mujer retadora, poderosa e intuitiva”, personaje encarnado por la actriz colombiana Carmiña Martínez, en el papel de Úrsula Pushaina.

Tras su paso por Cannes, las reseñas positivas surgieron, definiéndola como una especie de “El Padrino Indígena” o descrita como una novela etnográfica mezclada con thriller artístico, según las reseñas de medios especializados como el Hollywood Reporter.

La mujer en medio de la violencia

Para otra de sus actrices protagonistas, Natalia Reyes, 'Pájaros de verano' “implica una separación de lo que quieres, de lo que es correcto, de lo que es debido y de lo que se hace. Es la historia de cómo la ambición y el dinero pueden llegar a desdibujar y a destruir una familia, una cultura, un legado de miles de años”.  

La causa de más directoras en el cine colombiano siempre ha estado presente con Cristina Gallego. En un discurso ofrecido después de conocerse que ‘Pájaros…’ logró ingresar a Cannes, afirmó que con su producción “estamos volteando lentamente a ver qué es lo que tenemos que decir las mujeres, ya que hasta ahora,  aunque hemos hablado, no se nos ha escuchado, y se llega a decir que hemos estado prácticamente en silencio”.

Sin embargo, Gallego recalca que “es un error que las películas dirigidas por mujeres solamente deban mostrar a mujeres o que uno solamente pueda abordar la representación de otras mujeres”.

El lenguaje universal del cine

En Cannes, según la cineasta, entendieron la película a pesar de que gran parte fuera en lengua wayuunaiki. “A pesar de que es local, tiene un idioma universal del ascenso y descenso”. Para que una película tenga éxito, dice, es llevarla “tan profundo como podamos, tan local como podamos ir, que la va a hacer más universal”. 

'Pájaros de verano' refleja las sociedades en el mundo, según Cristina. Sociedades tradicionales pero a la vez absolutamente capitalistas, con roles de la mujer, familiares, y la ausencia de ellas en los espacios públicos “donde los hombres van y se matan, hacen una gran guerra y un gran desastre”, dice. 

La clave para que llegue a otros públicos es “contar esta historia desde las formas del cine, del mito, que creemos es lo que nos conecta con la humanidad”. La cineasta aspira a que su película va a continuar el trayecto de ‘El abrazo de la serpiente’, que se distribuyó en más de 30 países, pero confía, ampliada a más audiencias. 

Con la confianza que le da a Cristina Gallego el hecho de tener los pergaminos de ser la única productora colombiana, hasta ahora, con una nominación al Óscar, sus deseos son cada vez más grandes, pero no piensa en ella sola.


“A mí lo que más me interesa es la exportación de talentos creativos como Natalia Reyes, que estará en Terminator, o Ciro, que se va a hacer su primera película en inglés (viajará a Marruecos a filmar con el actor británico Robert Pattinson), el guionista Jacques Toulemonde está escribiendo para una película estadounidense. David Gallego (director de fotografía) acaba de ser nombrado miembro de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de EEUU. Este reconocimiento es súper importante para contar las historias desde nosotros”.

La satisfacción de Gallego no es solo llevar la producción itinerante por los diferentes eventos cinematográficos internacionales, “es mantener las preguntas (historias) que están en la cabeza y que se resuelvan en cierto lugar”. Contar historias con las que “hemos podido ir de norte a sur (de Colombia). La siguiente película va a estar en una zona andina más central, sin embargo no estamos buscando hacer ni antropología ni etnografía ni nada de eso”, aclara con una sonrisa del deber cumplido con la cultura colombiana.