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Los desafíos del viajero marciano

Para ir a Marte se precisan hombres y mujeres dispuestos a invertir casi dos años de su vida en una cápsula que posiblemente no será mayor que un autobús.

La ciencia todavía trata de identificar el perfil psicológico ideal para viajar a Marte. Foto: Nasa

La ciencia todavía trata de identificar el perfil psicológico ideal para viajar a Marte. Foto: Nasa(Thot)

Tendrán que cultivar su alimento, obtener el agua del reciclaje de la orina, el combustible o de la condensación del agua en el aire, atender por sí mismos cualquier emergencia médica y no podrán comunicarse en tiempo real con familiares y amigos en la Tierra la mayor parte del tiempo.

Apenas divisarán nuestro planeta, deberán esquivar los cientos de miles de meteoritos que les esperan en el camino y sus músculos se deteriorarán debido al efecto de la microgravedad.

Pero de todos los desafíos que tendrán que enfrentar, uno de los más impredecibles y temidos por los científicos es el psicológico. Los expertos desconocen por completo cómo reaccionará un ser humano a semejantes niveles de estrés y aislamiento.

Sin precedentes
Agencias espaciales como la NASA y la ESA llevan años tratando de identificar el perfil psicológico más idóneo para soportar los viajes a larga distancia que se avecinan.

Se estima que en 2030 partirán las primeras misiones tripuladas a Marte, pero hasta ahora las pruebas se han realizado sólo en tierra o en estaciones espaciales existentes, nunca en viajes que requieran alejarse de nuestro planeta.

Hasta el momento, el ser humano que mayor tiempo ha permanecido en el espacio es el ruso Valeri Polyakov, quien estuvo 438 días en la estación MIR, demostrando que el hombre sí puede resistir más de un año recluido en una cápsula espacial.

Pero la experiencia no se puede comparar con la situación de peligro, incertidumbre y aislamiento que viviría la tripulación de una expedición a Marte.

Pensamientos psicóticos o suicidas
En su trabajo 'Expedición a Marte: problemas psicológicos, interpersonales y psiquiátricos', el profesor de psiquiatría de la Universidad de California, Nick Kanas, señala que los miebros de la tripulación "experimentarán un sentimiento severo de aislamiento y separación de la Tierra, que parecerá un punto azul-verdoso en el cielo".

"Desde la superficie de Marte se darán retrasos en la comunicación con la Tierra de hasta 44 minutos, dependiendo de dónde están ubicados las respectivas órbitas de ambos planetas, y la tripulación será relativamente autónoma respecto al centro de control de misiones".

En misiones de larga duración pero cercanas a la órbita terrestre, explica Kanas, la forma de combatir el aislamiento es incrementar el contacto del astronauta con la familia, enviar desde la Tierra objetos, comidas o regalos que contribuyan a mejorar la moral del grupo y disponer de ventanas que permitan divisar el planeta Tierra.

Pero en un viaje a Marte, ninguna de estas soluciones será aplicable, lo que según el psiquiatra podría traducirse en un "creciente sentimiento de aislamiento, nostalgia, disforia (humor inestable) o incluso pensamientos psicóticos o suicidas".

La tripulación variada
Los expertos no sólo tratan encontrar el perfil psicológico que mejor se adaptaría a un viaje interplanetario, sino también al grupo perfecto.

¿Mujeres y hombres? ¿Sólo hombres? ¿Sólo mujeres? En el caso de un grupo mixto ¿deberían aceptarse parejas? Son algunas de las preguntas que psicólogos como Walter Sipes, del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston tratan de responder.

Sipes y su equipo evalúan el comportamiento en grupo de distintas tipologías de individuo en un laboratorio subterráneo conocido como Nemo, ubicado a 30 metros bajo la superficie del agua en la costa de Florida.

"Cuando hablamos de personas solteras y de mezclar géneros, te encuentras un problema. No quieres una concepción en el espacio, porque con la microgravedad, no sabemos qué le pasaría al feto", explicó Sipes.

"Otros dicen, "vamos a probar con parejas casadas", pero pelean, o hay celos u otras cosas".

En cuanto a personalidades, "descubrimos que lo mejor es tener a la misma mezcla de gente que tendrías en una oficina. Es la misma cosa, a los humanos les gusta la variedad, así que si el grupo es muy estandarizado podría no ser exitoso".

La comida es crítica
Otro aspecto que se tendrá que tener muy en cuenta para salvaguardar el bienestar emocional y psicológico del equipo, explica Sipes, es tener a la tripulación ocupada y ofrecerle una comida lo suficientemente atractiva.

"Hemos aprendido que la comida es crítica. Lo que pasa con la microgravedad es que se da un cambio en los fluidos de todo el cuerpo, lo que incluye a las papilas gustativas.

"Así que se necesita comida más condimentada para que puedan notar el sabor. Les gusta más el picante y que sea crujiente. La comida es muy, muy importante psicológicamente".

Por este motivo, la NASA invierte cerca de US$1 millón anualmente en la elaboración del perfecto menú marciano.

Selección basada en ADN
"Se está hablando incluso de utilizar estudios genéticos del ADN para conocer no sólo cuáles son las características psicológicas sino también fisiológicas para soportar mejor los efectos negativos de la radiación", aseguró el astronauta retirado Michael López-Alegría.

Alegría tiene idea de lo que es trabajar aislado en el espacio al ser uno de los astronautas de la NASA que más horas de trabajo ha realizado en la Estación Espacial Internacional.

Cuando se le pregunta sobre el perfil adecuado de astronauta para una misión de este tipo afirma que el candidato o candidata tendrá que ser alguien "que sepa lidiar con el estrés, al que no le importe estar solo, muy equilibrado, fácil de tratar".

"Hay muchas personas así, la selección va a ser muy interesante".

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