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El río Magdalena, principal colector de basuras y plásticos del país

El papá de los ríos, la principal arteria de Colombia, la carretera fluvial más extensa del país atraviesa un momento crítico por la incesante acción destructiva de los humanos.

Toda la basura que trae consigo el río termina en Bocas de Ceniza y las corrientes submarinas se encargan de diseminarla por toda la zona. Foto: Sergio Vásquez /Travesía Caribe Respira

Toda la basura que trae consigo el río termina en Bocas de Ceniza y las corrientes submarinas se encargan de diseminarla por toda la zona. Foto: Sergio Vásquez /Travesía Caribe Respira(Thot)

Sí, los propios colombianos somos responsables de la catástrofe ambiental que se cierne sobre las playas del Caribe aledañas al río Magdalena. 

Toda la basura que trae consigo el río termina en Bocas de Ceniza y las corrientes submarinas se encargan de diseminarla por toda la zona, evidenciando el desastre.

De acuerdo con mediciones efectuadas por el Observatorio del Río Magdalena de la Universidad del Norte de Barranquilla, el río fluye a unos 8.000 metros cúbicos por segundo, por lo que se calcula que arrastra entre 350.000 y 450.000 toneladas de residuos. Cuando se crece, puede fluir a unos 12.000 metros cúbicos, lo que indica que puede arrastrar en esos puntos máximos hasta 900.000 toneladas de residuos.

Carlos Pacheco, ingeniero civil e investigador del Observatorio, explica que básicamente todos los ríos del país llegan al Magdalena, y toda la basura que ellos traen llega a esa arteria gigantesca. 

"El río trae muchísima basura, plástico sobre todo y arrastra cosas increíbles como canecas azules de agroquímicos, mucha madera, incluso todos los desechos de la industria en Colombia que se dispongan de manera inadecuada están contaminando el Magdalena", asegura. 

Toda esa basura termina por afectar no sólo las playas aledañas, sino otros ecosistemas marinos o de estuarios, entre los que se cuentan la Ciénaga Grande de Santa Marta y la bahía de Cartagena.  En 2015, según el observatorio, el río llegó a transportar 180 millones de toneladas de residuos.

Para Carlos Lasso, especialista en el río Magdalena, investigador senior del Instituto Humboldt, esta es una cantidad de residuos descomunal. "Eso es impresionante, una enorme cantidad de sedimentos que se debe principalmente a la gran tasa de deforestación que ha ocurrido en la cuenca, superior al 30%, especialmente en la última década, en la que esa estimación puede pasar el 50%", asegura.

Esa situación destapa otra gran realidad del gran Magdalena. No solo es la basura sin control que los colombianos arrojamos a su cauce, también es el daño a la cuenca, con una deforestación sin control que lo erosiona cada vez más. 

Lasso explica que esa práctica ha alterado irremediablemente el balance de transporte de flujos y sedimentos. "Los estudios que se han desarrollado muestran que el río se encuentra entre los 10 primeros ríos con la mayor tasa de erosión del planeta", sentencia el experto. 

Como otra arista de este gravísimo problema, está la contaminación por metales pesados que, aunque no es visible como la basura y la erosión, trae consigo serias dificultades y desafíos, sobre todo para la fauna del río y las poblaciones que surten sus necesidades de agua del cauce.

 "En los tramos inicial y medio del Magdalena se presenta una dificultad importante con metales y químicos. En la unión con el río Cauca se contamina con mercurio. A la altura del Sumapaz, recoge toda la carga del río Bogotá y hay productos químicos difíciles de degradar. La buena noticia es que a través del recorrido el río se va descontaminando, los contaminantes quedan en el lodo y llega a Bocas de Ceniza casi libre de estos contaminantes", explica Pacheco.

La travesía Caribe Respira ha sido testigo de primera mano de cómo las corrientes marinas arrastran los sedimentos y las basuras hasta las playas. 

En Magdalena y Atlántico, pudimos constatar que el mar escupe literalmente plástico y elementos gigantes como neveras y sofás a las costas, en una muestra irrefutable del daño ambiental que estamos generando por no tener conciencia. Todo lo que arrojamos a la calle, desde Nariño hasta La Guajira, desde Arauca hasta el Chocó, terminará en el mar.

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