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“No te vayas, Chavo”: un aplauso para Roberto Gómez Bolaños

Todavía tenemos la oportunidad de agradecer al precursor del "programa número uno de la televisión humorística: El Chavo, interpretado por el súper comediante Chespirito".

Foto: Efe.

Foto: Efe.(Thot)

Que alce la mano el que, después de equivocarse, ha dicho “¿Y yo qué dije? ¿Y cómo es?”; o el que se ha quedado con ganas de decirle a alguien “fue sin querer queriendo” o “bueno, pero no se enoje”.

No recuerdo la primera vez que vi a Roberto Gómez Bolaños en pantalla. Pocas cosas recuerdo que hayan estado presentes toda mi vida, como mi familia, mi casa y programas como 'El Chavo'. Es así de cercano. No niego que crecí con un televisor, que veía ‘Chespirito’ mientras hacía las tareas del colegio, o algunos fines de semana apenas me despertaba.

Me emocioné la vez que vi el capítulo del Chavo en Acapulco, en la casa del señor Barriga o dentro de la misteriosa casa de la Bruja del 71, porque los escenarios eran diferentes; también crecí esperando que alguna vez Don Ramón pagara la renta o aguardando a una cita entre Doña Florinda y el profesor Jirafales que trascendiera de la famosa “tacita de café”.

Yo soy una de las miles de personas que ha visto por años las retransmisiones de El Chavo, así como usted, lo puedo apostar. Estoy casi segura que no me he perdido ningún capítulo y, aún así, mientras paso canales, aún me encuentro la vecindad y no me cuesta dejarla sintonizada, a modo de compañía.

Cuando voy de viaje todavía me preocupa que alguien se broncee con las gafas puestas y quede como Quico cuando fue a la playa, o me río en silencio al ponerme un saco para que no me quede torcido como el de La Chilindrina. A las personas que van a México les pregunto si existe Tangamandapio y también si comieron tortas de jamón o si bebieron agua de tamarindo que parece de limón, pero que sabe a jamaica.

…Cuando veo a una persona con muchos globos, recuerdo el capítulo en el que El Chavo se fue volando y en el que todos los personajes de la vecindad el decían “No te vayas, Chavo”, y me doy cuenta que esa nostalgia la tenemos hoy miles de personas, no solo los vecinos de él, porque no queremos que se vaya al cielo Chespirito, sin que sepa que todos esos mundos que ideó son hoy la base de muchos de nuestros chistes, de nuestras risas y del más profundo recuerdo de nuestra infancia.

Agradecimiento infinito a la más sencilla de nuestras memorias televisivas... No valdrá medio centavo, pero es linda de verdad.

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