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Así se han robado la salud en Colombia: Valle del Cauca

Sigue La W presenta su séptima edición del especial Así se han robado la salud en Colombia.

En programas anteriores se cubrieron los departamentos de Bolívar, Nariño, Norte de Santander y más. Foto: Getty Images

En programas anteriores se cubrieron los departamentos de Bolívar, Nariño, Norte de Santander y más. Foto: Getty Images(Thot)

Sigue La W presenta su séptima edición del especial “Así se han robado la salud en Colombia”. En programas anteriores se cubrieron los departamentos de Bolívar, Nariño, Norte de Santander y más. En esta ocasión se evidenciará la situación en Valle del Cauca.

Actualmente hay 23 investigaciones que tiene abiertas el ente de control fiscal y que suman, oígame la cifra, más de 50 mil millones de pesos. Con esos 50 mil millones se podrían comprar 250 ventiladores médicos a precios de hoy, y más de 800 si hubieran sido adquiridos antes de la pandemia del coronavirus.

En diálogo con Sigue La W, Héctor Fabio Osorio Prada, presidente Sintrahospiclinicas del Hospital Universitario del Valle, comentó que “los hospitales del Valle del Cauca están en las mismas condiciones: tienen elementos de bioseguridad, pero no en la cantidad que debería tener. No se entiende cómo se coloca un mismo tapabocas 12 horas”. Puede tenerlo todo, pero si no tiene salud en estos momentos no tiene nada.

Osorio aseguró que algunos miembros del personal de salud de un hospital de nivel 2 en dicho departamento no han recibido su salario desde hace cinco meses. “Lo que necesitamos es recursos para los hospitales”, dijo.

Con respecto a las investigaciones de corrupción en el Valle del Cauca, afirmó que “no pasa absolutamente nada”. Además, cuestionó por qué los hospitales “no reciben el dinero directamente”. Uno de los grandes problemas del sector público hospitalario, según Osorio, es que “el hospital público tiene que atender y después cobrar. Hoy le deben a la red pública del Valle 600 mil millones de pesos. En cambio, la clínica privada no atiende si no le pagan”.

“Es triste que se siga jugando con la salud de los más pobres, que se tome esta pandemia con términos de contratación”, en referencia a los contratos de transporte y alimentos que se han firmado durante la emergencia del coronavirus. “Son muy costosos para lo que se está pidiendo como tal”, comentó.

“Lo peor que tiene Colombia no es el cáncer ni el Covid, es la corrupción”, dijo el presidente Sintrahospiclinicas del Hospital Universitario del Valle.

Explicó que esta pandemia ha “evidenciado” que “cualquier hospital se queda corto” para contener el coronavirus. “El hospital está preparado para recibir a los pacientes, pero si nos pasa lo que pasó en Europa o en Estados Unidos, no seremos capaces de recibir tantos pacientes”. A esto añadió que, si el hospital no cuenta con las medidas de bioseguridad, la “primera línea va a enfermarse y puede fallecer”. “La salud es un derecho, no un negocio”

Además, la situación en el Valle del Cauca es compleja, pues en el caso de que ocurriera una tragedia que demandara los servicios de las 2.779 camas de su red pública hospitalaria, esta simplemente colapsaría debido a la pésima situación por la que atraviesan muchas de entidades del sector salud.

Es necesario recordar que en los últimos tiempos, dos grandes hospitales fueron liquidados y otros seis atraviesan una crisis tan severa que en algunos, como el Hospital de Cartago, los trabajadores solo asisten a ‘marcar tarjeta’ porque no tienen insumos para curar ni una herida menor.

Justamente por esta situación, la Contraloría investiga 23 casos de presunta corrupción en el Valle, pero hay uno que, sobre todo, tiene las alertas prendidas en el ente de control e involucraría a la EPS Coomeva. Según la entidad, a esta empresa se le pagaron casi 32 mil millones de pesos por servicios de salud supuestamente prestados a pacientes, pero en las actas se encontró que estos fueron registrados a personas fallecidas o con documentos cancelados por la Registraduría. 

Como si fuera poco, esta EPS también aparece en el segundo caso más polémico en el Valle, ya que entre 2013 y 2015 habría utilizado los sagrados recursos de la salud para pagar más de 8.500 millones de pesos en multas,  y sanciones que le fueron impuestas, justamente por haber incumplido en la buena prestación del servicio de salud. 

De igual forma, en la lupa de los contralores también hay 5.149 millones de pesos que se habrían perdido en Buenaventura, debido a que más de 8 mil personas habrían sido multiafiliadas y esto habría hecho que el sistema les pague dos veces por el cubrimiento de sus servicios de salud.

Además, dos mil millones de pesos se habrían perdido por el incumplimiento de un contrato para suplir de equipos biomédicos a varios hospitales de Buenaventura, pero que al día de hoy siguen sin instalarse ni estar en funcionamiento. Sobre todo en épocas de esta pandemia, que es cuando más se necesitan.

Solo en estos cuatro casos mencionados ya van 47.600 millones de pesos, del total de 50 mil millones, que presuntamente se habrían perdido en el Valle por cuenta de la corrupción en el sector de la salud.

Los tres mil millones de pesos restantes están distribuidos en 19 casos adicionales que indaga la Contraloría en varios municipios de ese departamento como Palmira, CarCali, Florida, Buenaventura y Andalucía. 

Es importante recordar que el ‘hoyo negro’ en el que está este sector en el Valle se explica por los 600 mil millones de pesos que las EPS les deben a los hospitales, pero también a una pésima receta de malas administraciones, corrupción, politiquería, dotaciones caducas y la nueva realidad del mercado, en el que los hospitales privados han crecido a mayor velocidad que los públicos.

De hecho, según el Ministerio de Salud, de los 11 hospitales públicos departamentales del Valle, siete de ellos están el alto riesgo y son los de Cartago, Zarzal, Tuluá, Roldanillo, Buenaventura, Cali y el HUV).

Esto se debe, además, a polémicos casos presentados en la región tales como docentes que fueron afiliados en dos regímenes a la vez, muertos a los que se les prestan servicios, contratos entregados a dedo, sobrecostos y hasta dos y tres pagos por los mismos servicios. Todo un cóctel explosivo.

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