Antes de consolidar Chocolates Bacatá, Juan Forero pasó tres años capacitándose con el SENA y haciendo pruebas piloto con las máquinas que adaptó en su casa. | Foto: cortesía

Antes de consolidar Chocolates Bacatá, Juan Forero pasó tres años capacitándose con el SENA y haciendo pruebas piloto con las máquinas que adaptó en su casa. | Foto: cortesía

Juan y María Emma, los adultos mayores que crearon su propia marca de chocolates

Chocolates Bacatá consolida, desde hace cinco años, un sabor a base de cacao fino, de aroma endulzado con panela que, ya se ha exportado a Canadá e Inglaterra.

Juan Forero es pensionado, tiene 73 años y en 2017 creó Chocolates Bacatá, una marca de chocolates artesanales producidos por él y su esposa, María Emma Murcia, de 72, en Cajicá (Cundinamarca) que ya se han exportado a Canadá e Inglaterra.

Su idea de negocio se venía gestando desde 2010 cuando, a raíz de un deslizamiento de terreno del que fue víctima mientras vivía en Santander, decidió que tenía que empezar a generar ingresos por su cuenta, pues no logró ser beneficiario de las ayudas que entregaba el Gobierno.

Llegó a Boyacá porque había escuchado que allí varios campesinos le estaban apostando a la sustitución de cultivos ilícitos por cacao. Su intención, además de crear su propia microempresa, era apoyar a esas personas con la compra de las cosechas, por lo que optó por iniciar una marca de chocolates.

“Yo me metí con un producto difícil, porque la industria chocolatera es de las élites y el chocolate no es un producto de primera necesidad. Pero mi máxima es ‘Si yo quiero, yo puedo’, entonces me capacité y saqué adelante el proyecto con recursos propios”, explica Forero.

Juan Forero resalta cómo uno de los mayores logros de su emprendimiento es ayudar a la construcción de paz a través de la compra del cacao a campesinos que le están apostando a la sustitución de cultivos. | Foto: cortesía

Durante tres años, Forero asistió a cursos en el SENA y averiguó cómo era todo el proceso de fabricación del producto. También se dedicó a adaptar las primeras máquinas para hacer las pruebas piloto, porque los equipos son costosos y en ese entonces no tenía cómo montar una planta de producción completa. No fue sino hasta 2017, cuando participó en la feria Cacao de Oro, que llegaron los primeros reconocimientos.

Su producto comenzó a exponerse en las ferias locales. Dice que el sabor de Chocolates Bacatá se diferencia de otros chocolates artesanales porque está endulzado con panela, una “energía que no es vacía, sino que viene con nutrientes”.

Juan, junto a María Emma, llega a la planta a eso de las 8:00 a.m. Por la mañana hace las barras y por la tarde las empaca en bolsas hechas con papel de bagazo de caña. Actualmente cuenta con 10 puntos de distribución. En los últimos años, además, ha logrado exportar el producto dos o tres veces al año a Canadá e Inglaterra.

Chocolates Bacatá cuenta con 10 puntos de distribución en Bogotá y municipios aledaños. | Foto: cortesía

“Desde pequeño he sido una persona activa, siempre me gusta estar haciendo algo. Me siento orgulloso de mi producto. Siempre he dicho que si uno va a hacer algo, debe hacerlo bien. Mi premio es que el cliente lo consuma y lo disfrute”, concluye Forero, quien además afirma que todas las personas “son productivas hasta el último día de su vida.

En Colombia, el 18% de los micronegocios son propiedad de las personas mayores. Según la Fundación Saldarriaga Concha, su experiencia, redes de contacto y disponibilidad de ahorros son tres factores que pueden potenciar el éxito de este grupo poblacional a la hora de emprender.

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