Los estudiantes del programa de Licenciatura en Etnoeducación pertenecen a alrededor de 48 etnias indígenas. El pregrado, en total, cuenta con 400 estudiantes que también pertenecen a otras comunidades, como afros y campesinas. | Foto: cortesía.

Los estudiantes del programa de Licenciatura en Etnoeducación pertenecen a alrededor de 48 etnias indígenas. El pregrado, en total, cuenta con 400 estudiantes que también pertenecen a otras comunidades, como afros y campesinas. | Foto: cortesía.

La licenciatura en etnoeducación que reúne a estudiantes de 48 comunidades indígenas

Más de 400 personas indígenas y afro, de distintas regiones del país, están vinculadas a la Licenciatura en Etnoeducación de la Universidad Pontificia Bolivariana. La mitad del programa consiste en implementar los conocimientos adquiridos en trabajos de campo que contribuyan a resolver problemáticas de sus propios territorios.

La Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín actualmente ofrece un programa de Licenciatura en Etnoeducación que hasta la fecha ya tiene a 400 personas de comunidades indígenas, afro y campesinas vinculados a sus actividades académicas. Los estudiantes se desplazan a recibir clases en la sede principal de la universidad durante 20 días cada seis meses. El programa, además de ofrecerles una formación guiada por un currículum, el programa también está diseñado para que se dediquen la mitad de la carrera al desarrollo de trabajos en campo que les permitan aplicar sus conocimientos para buscar soluciones a las problemáticas de sus contextos.

“La modalidad a distancia con presencialidad intensiva que tiene la Licenciatura en Etnoeducación es uno de los factores de mayor éxito al albergar y acoger a la población estudiantil, porque muchos requieren atender la vida familiar, laboral y académica. En las regiones más apartadas es más complejo trabajar en esa simultaneidad”, comenta Olga Lucía Arbeláez Rojas, coordinadora de la Licenciatura en Etnoeducación.

En una vereda de Putumayo, por ejemplo, una de las estudiantes realizó un acompañamiento a 15 familias de la comunidad cualificándolos en procesos éticos y cooperativismo en un proyecto que se implementó de sustitución de cultivos ilícitos por pimienta. A través de los trabajos de investigación aplicada los estudiantes, además, han creado alfabetos de transcripción fonética de lenguas indígenas con el fin de garantizar el aumento de los hablantes y la supervivencia de esas lenguas.

En Colombia se registran casi 2 millones de personas pertenecientes a comunidades indígenas y poco más de 4.6 millones de afros, raizales y palenqueros, según cifras del Dane. La brecha educativa sigue siendo alta y se incrementó aún más después de la pandemia.

Para el 2021, el 10% de dicha población indígena logró un nivel educativo universitario o superior (17,3 puntos porcentuales por debajo de la población no étnica). Para el caso de la población afrodescendiente, aproximadamente el 19% de la población alcanzó un nivel educativo universitario o superior (8,3 puntos porcentuales por debajo de la población no étnica).

Los estudiantes tienen la opción de realizar sus trabajos de campo en tres frentes: práctica docente, rescate y preservación de la cultura e implementación de proyectos productivos. | Foto: cortesía

“La Licenciatura en Etnoeducación me ha brindado herramientas de conocimientos para poder articular los dos mundos, tanto occidental como cultural, y así fortalecer la educación propia desde los territorios indígenas para el cuidado de la vida”, comenta Ronald Fajardo Gómez, estudiante de décimo semestre de la Licenciatura en Etnoeducación e integrante de la etnia Uitoto del resguardo indígena del Putumayo.

En total son 48 comunidades indígenas vinculadas al plantel educativo. La modalidad de estudio que han adoptado se adapta mejor a las necesidades territoriales, pues la mayoría de ellos viven en regiones muy apartadas y necesitan gran cantidad de recursos económicos para sustentarse tiempo permanente en la ciudad. La licenciatura incluye formación en antropología, lingüística, pedagogía y ciencias sociales. El trabajo de campo lo pueden desarrollar en tres modalidades: práctica docente, rescate y preservación de la cultura e implementación de proyectos productivos.

Con respecto a la ocupación laboral, el 57.1 de personas indígenas y población afro, raizales y palenqueras se desempeñas como trabajadores agropecuario y forestales, mientras que un 16.3 de miembros de estas comunidades logran trabajar como profesionales o técnicos, según el estudio ‘Mercado Laboral de los Grupos Étnico-Raciales 2023′.

La Universidad Pontificia Bolivariana creó este programa para aumentar las oportunidades de vinculación académica y laboral de personas pertenecientes a comunidades indígenas, afro y campesinas. | Foto: cortesía

“Colombia es un país diverso en el que tenemos una gran población de jóvenes y adultos que no han podido acceder a la educación superior, por eso debe ser de interés general de todas las instituciones de educación superior llegar los lugares más recónditos del país con una lectura de contexto adecuada; que esa educación sirva para solucionar problemas que se viven en las regiones. Acceder a la educación superior es acceder también a lo superior del desarrollo de la vida”, agrega Olga Arbeláez.

El proyecto surgió en la Conferencia Episcopal Colombiana. Es un convenio entre la Universidad Pontifica Bolivariana y el Instituto Misionero de Antropología. Mencionan que, por medio de esta licenciatura, también se busca concientizar a la sociedad que desde la diferencia del otro se puede aprender, enriquecer y comprender el mundo; que las comunidades indígenas también tienen un sistema educativo apto para implementarse.

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