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Un año tormentoso: así se fracturó la relación de Petro con el Congreso

El presidente logró una coalición mayoritaria que se esfumó en pocos meses. En su momento de crisis, son pocos los aliados.

Congreso de la República: Foto: Daniel Garzón Herazo / NurPhoto via Getty Images

Congreso de la República: Foto: Daniel Garzón Herazo / NurPhoto via Getty Images / Daniel Garzon Herazo

Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda en Colombia y quien llegó al poder con un discurso reformista, cumple su primer año de Gobierno sin una coalición sólida para sacar adelante su ambiciosa agenda legislativa en el Congreso.

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Contrario al discurso de sus primeras campañas, esta vez Petro se rodeó de la política tradicional para llegar al poder, dando incluso participación en su gabinete a sectores de derecha y otros que eran considerados antípodas.

En el arranque todo pintaba bien para la gobernabilidad. Partidos políticos que en el pasado cuestionaron a Petro se subieron al bus ganador y aterrizaron en su coalición. Los partidos Liberal, Conservador, de La U, Alianza Verde y todo el bloque del Pacto Histórico se declararon de Gobierno.

Sin embargo, a medida que llegaron las reformas, las cuotas en los ministerios y otras entidades se hicieron insuficientes frente a los intereses que estaban de por medio: inevitablemente, la luna de miel se acabó y más rápido de lo esperado.

Petro se fue quedando solo. La reforma a la salud se convirtió en el florero de Llorente con el que La U y los conservadores se fueron a la independencia y la estrategia tuvo que cambiar. La crisis cobró la cabeza del ministro del Interior, Alfonso Prada, quien salió del gabinete y fue reemplazado por Luis Fernando Velasco, un exsenador liberal que implementó una estrategia arriesgada: buscar los votos con el contacto uno a uno con los congresistas, quebrantando los partidos y tensionando aún más la relación entre el Capitolio y la Casa de Nariño.

En el camino, Petro se quedó sin fichas clave como Roy Barreras, a quien el Consejo de Estado le anuló su elección obligando a que dejara la Presidencia del Senado. Esa fue una baja sensible, pues Barreras, aunque polémico, dominaba como pocos el manejo político.

También se fue Gustavo Bolívar, quien renunció para aspirar a la Alcaldía de Bogotá. Él era fundamental en el Congreso, pues se convirtió en su principal escudero, pese a las críticas que hizo a algunos temas del Gobierno.

Desde que se rompió la coalición no se ha podido recomponer. Petro perdió la Presidencia del Congreso el pasado 20 de julio, también la de la Comisión Primera del Senado, dos golpes que además tendrán consecuencias en su agenda de reformas, varias de ellas estructurales y que no han sido concertadas lo suficiente.

Además, con la crisis que enfrenta, el presidente no tiene grandes aliados para sacar adelante sus proyectos y defenderlos en el Legislativo, donde enfrenta la investigación penal por el presunto ingreso de dineros de dudosa procedencia a su campaña, denunciado por su propio hijo.

El cambio prometido en lo político se quedó corto. Los partidos no le caminaron y en este año electoral la famosa ‘mermelada’ no alcanza para conseguir todos los apoyos necesarios. El tiempo sigue pasando y, aunque quedan tres años, el temor del Pacto hoy es que Petro se tenga que dedicar a dar explicaciones y no a gobernar.

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