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Con o sin coronavirus hay que seguir trabajando, dice productora de papa en Samacá, Boyacá

La jornada laboral para doña Elsa Sofía Sierra, dedicada al campo toda su vida, comienza a las 4am y termina a las 5pm.

Según los campesinos, los bancos siguen tratando igual nuestras deudas los insumos no han bajado.. Foto: La W

Elsa Sofía Sierra, lleva toda su vida en el campo, cinco personas dependen de su trabajo, dice que como todo el mundo le tiene miedo al coronavirus, pero en su caso no puede parar de trabajar.

“Nosotros seguimos común y corriente. El campesino, como ustedes lo saben, continúa con sus labores diarias. Incluso en este momento que los alimentos están escaseando en las ciudades, hoy sabemos que podemos colaborar con algo y suplir esas necesidades. Seguimos la rutina, un poco más pesada”, dice la señora Sierra.

Cuenta que las jornadas labores son largas, en donde se dedican a ordeñar vacas, a mirar y arreglar la siembra de papa y cebolla, pero también a reparar cercas y hacer camino.

“Acá en la finca, comenzamos a eso de las tres y cuatro de la mañana, y se está terminando la rutina, pesada, hacia las 5 de la tarde”, dice doña Elsa al referirse que deben tener lista la leche a las siete de la mañana, cuando pasa el carro recolector.  

Sobre las medidas que se han establecido por el Gobierno como el aislamiento, ley seca y toques de queda, saben que son en beneficio de todos.  

“La verdad tenemos cuidado que venga alguien a infectarnos, y tampoco nosotros ir a las ciudades a contagiarnos, pero el trajín sigue igual”, narra.

Con respecto al transporte de los productos agrícolas dice es complejo y los precios de sus productos sigue siendo el mismo, incluso en algunos más bajos.

“Nosotros los campesinos pensamos que los precios se iban a mejorar, pues todo el mundo compra, pero no ha sido tan así, se suple igual que en otras épocas y los precios siguen siendo bastante regulares”, reclama doña Elsa.

Dice que: “los bancos siguen tratando igual nuestras deudas los insumos no han bajado”.

En este momento doña Elsa, sus familias y sus trabajadores, a pesar de los altos precios de los insumos, el covid 19 y el aislamiento, las labores en su finca ubicada en Samacá, Boyacá no paran.