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En el mar Caribe, la esperanza es de color Violeta

Para la tripulación de la travesía El Caribe Respira ese color es señal de que todavía algo se puede hacer.

Un mar saludable tiene todos los colores, y el violeta es muy especial, para nosotros en la travesía El Caribe Respira verlo en ese tono es una esperanza de recuperación", dice el capitán Adolfo Hoyos. Foto: Augusto Puello/El Caribe Respira

"Un mar saludable tiene todos los colores, y el violeta es muy especial, para nosotros en la travesía El Caribe Respira verlo en ese tono es una esperanza de recuperación", dice el capitán Adolfo Hoyos.

Oriundo de Riosucio, Caldas, este ingeniero civil de 52 años es el segundo al mando en el Tortuga I.

Enamorado del mar, empezó a decantar su vida por la navegación y el buceo ya entrado en los 30, y desde entonces asegura que ha ganado la paz que necesita en su vida, misma paz que se acentúa cuando navega y ve el violeta del mar en todo su esplendor.

Adolfo Hoyos explica que en profundidades oceánicas, muy lejos de cualquier costa, el mar abandona ese azul que lo caracteriza y se torna violáceo, un tono que indica un buen estado de salud de la fauna del lugar, a pesar de los múltiples problemas que aquejan al mar.

"Pero mi conexión viene porque ese color violeta es especial, es el color de mi santa madre que murió cuando yo tenía apenas dos años, y en honor a ella puse a mi hija Violeta, entonces para mí ver al mar así de ese color, es esperanza, es recordar a mi madre, es el color de mi alma", dice.

Junto a Franco Ospina, capitán del Tortuga I, Adolfo ha recorrido mares en alrededor del mundo y siempre, asegura, discuten el porqué de esa tonalidad. Indudablemente una de las razones es que, al estar lejos de la costa, las profundidades alcanzan incluso kilómetros, pero con ello también se presenta una explosión de biodiversidad. "Siempre voy a ser feliz al ver al mar así, sí se ve basura, una que otra cosita flotando por allí, pero nos recuerda su grandeza y su capacidad de reponerse a todo el daño que le hacemos", dice Adolfo.

Su fascinación por el violeta se acrecentó aún más cuando descubrió la historia de este mágico color, tal vez el último en ser producido en forma artificial por los seres humanos debido a su complejidad.

 "En mis viajes investigué bastante, y pues a quien puedo le voy contando la historia de este color maravilloso, es fascinante sabes hasta cómo se empezó a producir, y como no podía ser diferente, esa mitología guarda también una estrecha relación con el mar", cuenta.

Se refiere a la historia contada en la mitología griega, en la que se asegura que Heracles descubrió este color accidentalmente cuando su perro empezó a comer caracoles de mar conocidos como 'Murichi'. El tinte natural de estos animales le dejó el hocico manchado de púrpura, color que descrestó a las ninfas que Heracles enamoraba.

Los historiadores indican que el color violeta fue ampliamente usado en la cultura fenicia, los considerados fundadores del comercio marítimo.

El Violeta entonces acompaña a la travesía El Caribe Respira en muchas dimensiones. En la espiritual por la conexión del capitán Hoyos con el color, en la física con un peluche que le regala su hija para cada viaje y que está amarrado a la popa del velero, como bendiciendo permanentemente el lugar, y en lo estético con el mar y su inigualable belleza que nos regala su majestuosidad adornada del púrpura que siempre ha distinguido a los reyes terrenales.