Los satélites artificiales son indispensables en nuestros tiempos para lograr que la comunicación, desde distintos ámbitos, como la telefonía, la televisión o el internet, se desarrolle de manera global y al alcance de la mayor cantidad posible de personas alrededor del planeta.

Pese a lo necesarias que son sus prestaciones, muchas veces el acceso a las redes de comunicación y a la señal de estos aparatos no está garantizada para el grueso de las personas que pudieran hacer buen uso de ellas. Esto sin contar la problemática ecológica y de seguridad ambiental que genera el crecimiento de la basura especial, en la atmósfera terrestre.

Con estas necesidades en mente, el español -de tan solo 20 años- Julián Fernández, decidió ponerse en la tarea de facilitar el acceso, administración y disposición de la tecnología satelital, todo esto a través de la compañía que fundó y de la cual es CEO: FOSSA Systems.

Tanto, a través de la experiencia con FOSSA, como de su investigación y desarrollo individual, Fernández le apostó a trabajar con los dispositivos conocidos como ‘Picosatélites’, los cuales son mucho más económicos y reducidos que un satélite convencional, lo cual genera importantes facilidades.

En Latinoamérica han participado en destacados proyectos, como lo fue el lanzamiento del satélite de la startup colombiana de educación Platzi.

¿Cómo son y cómo funcionan los ‘Picosatélites?

En conversación con La W, Julián Fernández contó que estos ‘Picosatélites’ son del tamaño de “un portátil o una caja de zapatos”, y, tal como sus antecesores, “se lanzan con un cohete y le dan la vuelta al mundo para dar un servicio de conectividad y comunicaciones”.

Estos satélites de menor escala son vendidos por un valor entre los US$100.000 y los US$150.000, siendo este uno de los medios de sostenimiento de la empresa, además de la “venta de conectividad” a estas redes, como explicó Fernández a La W.

En cuanto a la preocupación que pudiera generar la proliferación de estos dispositivos en la órbita planetaria, se encuentra, para Julián, uno de los fuertes de su propuesta.

“Somos muy conscientes de la cantidad de satélites que se convierten en basura porque se quedan en órbita y no vuelven a entrar. Nuestra solución es que los ‘Picosatélites’ se lanzan en órbitas bajas de 500 kilómetro, tienen corta duración y al entrar en la atmósfera acaba su vida útil y se desintegran completamente”, aseguró.

Fernández detalló que, aunque hoy en día este servicio se ofrece principalmente a empresas, esperar que en un futuro puedan tener la capacidad de utilizarlo en aplicaciones más cotidianas y al alcance de todos, como, por ejemplo, en la telefonía celular.

Escuche la entrevista completa a continuación: