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Testimonios inéditos del horror en la Cárcel La Modelo

Sigue La W conoció diferentes testimonios que relataron lo que sucedía en esa cárcel de Bogotá.

Cárcel La Modelo. Foto: Colprensa.

Cárcel La Modelo. Foto: Colprensa.

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Escalofriantes son los testimonios de personas que estuvieron privadas de la libertad entre 1998 y 2003 en la cárcel La Modelo de Bogotá. Evidencian el horror, el miedo y la degradación humana que se vivió durante al menos cinco años en ese lugar.

Varios testigos le dijeron a la Fiscalía que allí hubo masacres, homicidios selectivos, torturas, desmembramientos, cuerpos picados y botados en bolsas de basura o arrojados por ductos y alcantarillas; desapariciones forzadas y hasta fosas comunes.

Quizá, fue la época más oscura de la cárcel La Modelo. Era una guerra sin cuartel donde convergían tres grupos: delincuencia común, guerrilla y paramilitares. Había tráfico de armas, tráfico de estupefacientes, extorsiones, corrupción y una disputa territorial bajo la sombra de la muerte y con la anuencia de las autoridades.

Los testimonios hacen parte del proceso penal que adelantó la Fiscalía contra el mayor William Gacharná Castro, sometido actualmente a la Jurisdicción Especial para la Paz y los exparamilitares Juan Carlos Cadavid Vélez y José William Parra Arroyabe, este último ya fallecido.

Los testimonios de los internos sobre las desapariciones

Mario Jaimes Mejía:

“Fueron muchas, pero no tengo conocimiento de ellas, el INPEC debe tener los nombres (…) eso se sacaba en canecas de 55 galones de aguamasa de la cárcel, esas personas debían ser picadas (...)”.

Sobre una masacre de la que tuvo conocimiento señaló: “yo me acuerdo mucho que eran 55, 57 cadáveres que había ahí, ahí tirados, yo mismo los conté, y el INPEC salió con una lista de 32, no sé qué hicieron con los otros cadáveres, no sé”.

Roberto Carlos Delgado:

“Muchas veces al que entraba ya le tenían orden de matarlo y lo desaparecían, había gente que tenía problemas en la calle y lo iban a resolver con alguien y como tenían cola decían que hablaran con Arroyabe (…) y eso lo desaparecían, se botó gente por las alcantarillas (...)”.

Luis Alberto Medina Salazar:

“(...) escuché que en una de esas tomas, si no estoy mal, en la del patio cuarto, hubo 72 personas dadas de baja o asesinadas y al parecer la guardia solo reportó el sesenta o el cincuenta por ciento de las víctimas (...) Por comentarios de Ángel Gaitán, Miguel Arroyave y Juan de Jesús Pimiento, esos cadáveres restantes fueron desaparecidos por algunos miembros de la guardia, pero no al interior del establecimiento. No especificaron el sitio, solo dieron a entender que los habían sacado y los habían desaparecido (...)”

La Fiscalía, en la acusación contra los tres implicados, advierte que “el punto de casos de desmembramiento, donde los cuerpos, al parecer, se desparecieron a través de las alcantarillas o basuras” hubo varios testimonios.

Roberto Carlos Delgado:

“(...) sé que fue un homicidio porque alias ‘El Diablo’ lo contó, que le había tocado picar un man hacía dos o tres días, le pregunté que por qué, entonces dijo que era que este señor le gustaba hablar de las autodefensas y le había pegado a un paramilitar, entonces que por eso ‘Chiqui’ dio la orden de desaparecerlo (...)”.

Luis Alberto Medina Salazar:

“Escuché cuatro casos. Uno en el patio de tercera edad. Uno en el llamado Winpy y el caso de dos hermanos, uno que estaba privado de la libertad y otro que ingresó de visitante (...)”.

Mario Jaimes Mejía:

“(...) allí hubo muchos desaparecidos, hubo dos visitantes que Belisario los mandó llamar, eran miembros del bloque Capital de afuera, porque adentro se iba a formar frente Capital Modelo, ellos fueron asesinados dentro de la cárcel, fueron descuartizados y tirados por la aguamasa, eso fue un día sábado, en el 2001″.

En uno de los testimonios también hizo mención a fosas comunes.

Wilson Martín Rivas:

“sí, sé en dónde había unos túneles. Yo veía en dónde quedaba la boca de unos dos o tres túneles. Recuerdo que unos internos que estaban abriendo uno de esos túneles comentaron que se habían encontrado con unos treinta muertos allá metidos y que olía horrible y por eso les tocó sellar ese túnel. Dejo presente que ese fue un comentario que hicieron los mismos muchachos que estaban haciendo los túneles (...)”.

Sobre este testimonio, la Fiscalía agregó en la acusación que “tal dicho se acompasa con el informe de Policía Judicial No. S-2017-075506/AICOR-GIJUT 25.10 del 22 de mayo de 2017 que da cuenta, en realización de análisis de información, del hallazgo de documentación que da cuenta de la existencia de ‘cementerios en el ala norte’ de la Cárcel Modelo de Bogotá, según lo relató un interno a quien se le estaba tramitando la libertad”

Según las investigaciones, algunos desaparecidos eran reportados como supuestos internos fugados. En tres casos documentados en el expediente judicial, los familiares de desaparecidos narraron lo ocurrido.

Diana Marcela Gallego, hermana de Joaquín Leonardo Gallego, interno desaparecido:

“Yo fui a visitarlo al INPEC en la cárcel La Modelo, primero me dieron la boleta de visita y me la dieron el 25 de octubre del 2001 para ir el domingo, que fue más o menos del 27 o 28 de octubre, entonces duré desde la mañana hasta la tarde buscándolo, ya con la foto en mano preguntándole a todos los presos, ya estaba llorando, desesperada llorando porque ya era muy tarde y no lo había encontrado, y en todos los patios, no recuerdo bien en qué patio fue que me dijeron que no lo siguiera buscando que me iba a meter en problemas que a él lo habían matado y lo habían picado”.

Miriam Castaño, madre de Janner Torres:

“(…) de un momento a otro nos dejó de llamar y por eso yo vine a buscarlo a la Cárcel Modelo. Cuando llegué a la cárcel lo busqué inicialmente en la celda de él, pero ya no estaba, estaba otra persona, no sabemos quién era, luego de eso lo empiezo a preguntar por todo el patio y me decían que no sabían nada, que supuestamente él se había volado y así después de buscarlo por toda la cárcel y de preguntarle a toda la guardia no fue posible encontrarlo y regresé a la casa (...) Al otro día, un interno que trabajaba con el reciclaje dentro de la cárcel nos dijo que no lo buscáramos más porque a él lo habían matado, desmembrado y echado en bolsas de basura (...) fuimos de nuevo donde el director de la cárcel y le comentamos lo que nos había dicho el reciclador, el director nos dijo que eso era imposible y que mi hijo lo que se había era fugado. Aún así lo seguimos buscando con mis hijos por toda la cárcel y no apareció”.

Luz Damary Hernández, madre, de Luis Norberto Osorio:

“(...) Yo me enteré de la desaparición de mi hijo porque un día que fui a visitarlo no lo encontré y empecé a preguntar por todo el patio y al preguntarlo entre varios internos me dijeron que no buscara más porque a él lo habían matado, lo habían desangrado, lo habían picado y lo habían botado en bolsas de basuras (...)*.

El 2 y el 3 de julio de 2001 se registró una masacre, pero, de acuerdo con uno de los testimonios, se reportaron menos muertes de las ocurridas.

Roberto Carlos Delgado:

“Fueron muchos cuerpos, el INPEC reportó como venti algo, pero fueron de 89 a 120 muertos que yo tenga conocimiento, ellos lo sacaban en un carro de winpy y echaban a una volqueta, eso lo decían las ordenanzas, que eso hubo muchos muertos (...) no sé qué hicieron con los cuerpos, nos decían que nos iba a sacar la Policía ya después el político dijo que había 120 muertos que no guardáramos la fusilería que el director nos decía cuándo, el director era Gacharná, que porque se iba a meter la Policía”

Para llevar a cabo los homicidios selectivos no siempre se usaron armas blancas o armas de fuego, pues también se utilizó cianuro.

Roberto Carlos Delgado:

“era una práctica utilizar cianuro (...) se le colocaba cianuro para decir que era un ataque cardiaco, hubo como 3 o 4 casos, le daban cianuro en una botellita, entre más poca la dosis más letal es, habían ensayado el cianuro”.

En la cárcel La Modelo, entre los años 1998 y 2003, había todo un arsenal, las armas de corto y largo alcance, explosivos y otros elementos de guerra eran ingresados con la complicidad de la guardia.

Roberto Carlos Delgado:

“el armamento, cuando yo estaba en el patio 5, había unas 50 o 60 armas, pistolas 9 mm, changones, revolver calibre 38 mágnum 357, ruger, mágnum, metras, había un fusil R15, un AK-47 y un tuflay gml. Cuando recibo el patio 4, allá había granadas, cada uno tenía una o dos granadas de mano. En el 4 me entregaron dos AK-47, un R15, la metra singra 9mm, pistolas, granadas, un tuflay, como 80 armas, como 200 granadas, granadas de tuflay unas 40 granadas (…)”.

¿Quiénes mandaban en la cárcel?

Históricamente, y en diferentes procesos penales, se ha señalado a los narcotraficantes Ángel Gaitán Mahecha y Miguel Arroyave, así como al exparamilitar Juan de Jesús Pimienta, quien llegó a tomar control de la cárcel dentro de un proyecto militar que tenía vínculos externos con el bloque Capital, como los que orquestaban los crímenes que ocurrían dentro del centro penitenciario.

En la cárcel no se hacía nada, no se movía una hoja, si no se tenía el permiso de estas tres personas que a su vez tenían mando sobre caciques o comandantes de patio. Todo esto ocurría con el conocimiento y consentimiento del director de la cárcel, quien debía reportar a estos jefes lo que se hacía o se iba a hacer.

Luis Alberto Medina Salazar:

“Antes de que cualquier autoridad pueda ingresar a La Modelo a realizar algún operativo de rutina para conservar el orden y preservar la integridad de la población reclusa, primero eran consultados, algo parecido a pedir permiso, a los señores Ángel Gaitán Mahecha, Miguel Arroyave y Juan de Jesús Pimienta (…)”

Los caciques o comandantes de patio se movían por la cárcel sin ningún problema, andaban con escoltas y armados.

Roberto Carlos Delgado:

“quien autorizaba para subir era la Dirección del establecimiento, ahí se hacen unos sargentos en máxima y el director era quien daba el permiso para subir, estaba Gacharná, subíamos armados y todo. Pregunta: ¿Se puede afirmar que muchas de las reuniones que ocurrían en alta seguridad era con la finalidad de recibir órdenes para realizar homicidios?. Respuesta: Casi siempre. Pregunta: ¿Esta situación podría ser percibida por los funcionarios del INPEC?. Respuesta: Sí, porque ellos se daban cuenta que subíamos armados y que a lo que bajamos había un muerto, a la hora que fuera le tenían que reportar al director las muertes yo creo”.

La cárcel La Modelo era una pequeña ciudad del crimen. Los paramilitares hicieron construcciones y modificaciones; había unos túneles donde torturaban, entre otros, a internos que no pagaban extorsiones. También tenían un espacio exclusivo para hacer polígono.

Mario Jaimes Mejia:

Se metían los que no pagaban deudas, en el 2, 3 y 4 habían unos de castigo y otros que la gente vivía ahí, en el 3 o 4 me parece que había uno que era solo de castigo, en esos túneles se metían personas que no pagaban deudas, personas que no cumplían los reglamentos de nosotros, y en el piso 4 lo utilizábamos nosotros para hacer polígono, al fondo colocábamos unos bultos de tierra y hacíamos polígonos, sacábamos fusiles, pistolas y hacíamos polígono, cada rato”.

Estos testimonios fueron recopilados en la resolución de acusación del 27 de julio de 2017 de la Fiscalía 251 Delegada ante los jueces penales especializados que se profirió contra Juan Carlos Cadavid Vélez, José William Parra Arroyave y William Gacharná Castro, por los delitos de concierto para delinquir agravado, con fines de desaparición forzada, tortura, homicidio, terrorismo, secuestro extorsivo, extorsión y concierto para organizar, promover y armar grupos al margen de la ley bajo la modalidad de organizar, dirigir y promover homicidio y homicidio en grado de tentativa agravado y desaparición forzada.

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