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Aborto: ¿Si o no?, dos caras de la práctica en Colombia

En el país existen tres normas que permiten el aborto, pero la realidad se sale de la norma. Dos mujeres cuentan sus historias; una porque lo decidió y otra porque le tocó.

El papa Francisco mostró su rechazo al aborto después de compararlo como si se tratara de un hecho de "sicariato". Foto: Colprensa

El papa Francisco mostró su rechazo al aborto después de compararlo como si se tratara de un hecho de "sicariato". Foto: Colprensa(Thot)

 

En la W Radio, hablamos con Nancy y María, dos mujeres colombianas que se sometieron a procedimientos de aborto para dar fin a sus embarazos. Una haciéndolo de manera voluntaria, la otra no.

Durante este diálogo también se abrieron los micrófonos para recibir la opinión de los oyentes, quienes hablaron desde su punto de vista sobre la práctica, que, en días recientes, desde el Vaticano, el papa Francisco equiparó con "contratar un sicario para cegar una vida".

Nancy, mujer de 49 años, y quien tiene dos hijos y tres abortos, narró los detalles de su primer encuentro con el aborto, explicando que aquella primera vez, el bebé era fruto de una relación violenta, para la época ya tenía dos hijas, y su pareja le dijo que no había “espacio para más hijos”.

Abortó porque él la llevó a un sitio en el sector de Teusaquillo, en Bogotá, para que dieran por terminado su embarazo. “. No es algo yo decidí, él decidió por mí, yo hacía lo que él quería”, aseveró.

Ella tenía cerca de 25 años, y dice que el médico “solo habló para cobrar”. Comenta que aquel primer procedimiento fue rápido, y que, pese a que ha olvidado muchos detalles, recuerda como “cuando sacó el bebé, (el médico), lo puso en una riñonera y nos lo mostró”.

Comenta que pese a haber abortado al bebé, ella con el tiempo aún lo siente parte de ella, e incluso contabiliza el tiempo y la edad que tendría su hijo si no hubiera terminado con su historia antes de nacer. Dice que, pese al paso del tiempo, es un dolor que aún lleva dentro.

“Esto no es una cuestión moral, ni religiosa, lo están convirtiendo en algo legal. Aquí hay una cosa de la naturaleza de la mujer”, dice a la vez que asegura que, si tuviera la oportunidad de ir atrás en el tiempo, no repetiría la historia y elegiría no abortar.

Su segundo aborto, practicado año y medio después del primero, se presentó en una situación familiar más compleja. Su pareja tenía problemas de adicción que llevaron a Nancy a alejarse de su familia. 

Dice que de nuevo fue a una "casa" en el sector de Teusaquillo. Aclara que "hay letreros que dicen ecografía, pero eso no son clínicas, son casas".

Sobre el encargado de su segundo aborto, dice que "la persona que me atendió era amiga de él, compañera de vicio", a la vez que afirma que para ella el aborto se había vuelto su modo de planificar. 

Sobre los efectos físicos de esa segunda vez, afirma su experiencia  fue traumática, "una hemorragia de miedo, me sentaba en el sanitario y eso se llenaba de sangre, no me interesaba morirme", y narra que tras "enfermarse", la supuesta doctora que la antendió no la dejó volver a entrar a la clínica, y que la citó en un restaurante donde le dio dos pastillas que contuvieron la situación.

Dice que a futuro, la pérdida de los bebeés la afectaron psicologicamente, se volvió desmedida en su trabajo, tomaba decisiones sin miedo y no era feliz. "Estaba entrando en depresión", situación que la llevó a recurrir a ayuda psicologica y espritual

Su tercer aborto, ocurió cuando tenía aproxomadamente 3  o 4 meses de gestación, lo hizo para no perder la oportunidad de trabajar. Ocurrió en la casa de una suerte de partera, le sacó su bebé, y lo puso en una bolsa que tuvo que llevarse al salir del lugar.

Su tercer aborto marcó el final de su vida sexual. Hoy dice que enseñó a sus hijas a no ver el aborto como salida a un embarazo no deseado. 

Por su parte, María, ex militante de las Farc quien ingresó a la guerrilla a los 16 años de edad, y quien resultó embarazada cuando tenía 20, expuso el caso de las mujeres que se ven obligadas a hacerse un aborto. 

La guerrilla fue la que, tras descubrir los sintomas del embarazo, le ordenó terminar con su embarazo. 

Ella lo califica como una experiencia "dificil", y habla de la complegidad de la situación desde la experiencia de haber conseguido posteriormente ser madre. "Es dificil cuando se anhela y se espera poder ser madre". 

En su caso, el aborto se practicó en un hospital en la selva. Comenta que la prepararon, no le dejaron comer y la anestesiaron de forma local. "Llevaban médicos de la ciudad, que por orden de los jefes guerrilleros practicaban el aborto". 

Dice que durante la cirujía lloró, y que por mucho tiempo guardo rabia y resentimiento contra las personas que le evitaron ser madre. Su pareja del momento, quien también era guerrillero, no se pudo oponer porque debía seguir las normas de la guerrillerada.

"No estoy acuerdo con el aborto, es quitar una vida".

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Las historias de los oyentes:

-Felipe, quien confiesa que hace poco se enteró que su novia estaba embarazada, y que pese a haber contemplado la opción de abortar, el proceso finalmente continuó, dice que la parte más pesada de la decisión de abortar recae sobre las mujeres, hizo un llamado a los hombres para decir que “más allá de la responsabilidad, un hijo no es un impedimento para absolutamente nada, no te va a cambiar los sueños ni la vida para mal, van a ser un impulso y una motivación”.

Según Felipe, la del aborto es una decisión de la mujer, “más allá de que los dos estamos envueltos en la decisión de tener un hijo”. Dice que “más allá de que se legalice o no el aborto, o de lo que diga el papá, los hombres tiene que respetar la decisión de la mujer, y respetar la vida sobre todo”.

-Por su parte, Jonathan, padre de familia, oyente que llamó desde Ibagué dice que su mensaje es “no al aborto”, y dice que “solo somos un canal, y no somos quien para dar o quitar vida”.

-Para Alejandra, de 28 años, quien también contó su historia, "el aborto si debe ser legal", y lo sustenta bajo su experiencia de no haber podido consultar, ni apoyarse en su situación con nadie. 

Lo anterior, pese a que en su caso la experiencia fue traumática pues pese a que "no tuvo casi repercusión psicológica", al practicarse el aborto por medio de ingerir una pastilla cuando tenía 19 años, esto le generó una anemia, derivada a su vez de una fuerte hemorragia, sutuación que le tocó afontarpara no comentarlo con sus padres. 

-Yamile, otra exmilitante, se reportó a través de llamada telefónica. Afirma que en su caso consiguió esconder su embarazo por 6 meses, pero fue delatada por la pareja del comandante del frente al que pertenece. "Allá es una falta grave quedar embarazada".

 Dice que pese a que le suplicó a su comandante, "alias el abuelo", la obligaron a tomarse 4 pastillas y le aplicaron 2 inyecciones que aún hoy le impiden caminar cuando tiene frío.

"Mataron la criatura", narra entre lágrimas la mujer que tras once años de lo ocurrido afirma que no ha podido reponerse de lo ocurrido

-A través del teléfono también conocimosel caso de Yaneth, quien abortó después de que su hijo fuera diagnosticado con el Sindrome de Edward, una enfermedad que "no es compatible a la vida"; criticó que el sistema de salud no está preparado tampoco para presentarle a las familias de los fetos enfermos una alternativa al aborto. 

 

 

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