Santa Cruz del Islote ya no quiere más basura

La isla más densamente poblada del mundo en sus escasas 1,25 hectáreas alberga a más de 700 familias en unas condiciones de hacinamiento que exacerban todos los problemas de una sociedad, incluido el de las basuras.

Sin embargo, la gente de este recóndito lugar insular de Cartagena rema hacia un puerto que año tras año parece poder alcanzarse: la sostenibilidad ambiental y la buena disposición de las basuras. Difícil pero no imposible parece ser el consenso de los habitantes.

Desde hace aproximadamente 15 años iniciaron los esfuerzos por liberar de la basura a este lugar de apenas 200 metros de diámetro, cuyas callecitas parecían una carrera de obstáculos de tantos residuos que tenían.

Marcia Hidalgo lo recuerda muy bien. Esta matrona de 65 años, cambió su visión sobre la disposición de las basuras cuando llegaron desde Cartagena las empresas de aseo a hacer ver lo difícil de la situación. Desde entonces emplea unas tácticas que todo residente del Islote debería tener en cuenta.

"Yo echo lo orgánico, lo que es arroz y la comida al mar porque los pececitos se lo comen", dice al tiempo que nos lleva a su patio trasero envidiable: una piscina natural con cientos de peces que ella alimenta con los residuos de la comida. "Lo que es conchas de papa, plátano y demás las guardo y las mezclo con tierra, eso hace un compostaje para sembrar las matas que tengo aquí. Yo siembro tomate y esas cosas para mi comida", explica Marcia.

Ni siquiera las latas de atún o arvejas se pierden en la casa de Marcia. La matrona explica que las lava y las pone a secar al sol para reutilizarlas. "Yo hago dulces y torticas y esas latas son mis moldes, las mantengo ahí, a veces las cojo para depositar aceite. Con las botellas plásticas y de vidrio hago también otras actividades. Como me gusta hacer pan, cojo esas botellas y las uso de rodillo, así tienen un uso responsable y nos la boto por ahí", dice.

Y es que, como Marcia, ya hay varias familias de ese lugar que ponen en práctica la separación en la fuente. Uno de ellos en Juan José Morelos, el encargado de recoger la basura en el pueblo. "Trabajo con la empresa Veolia y recojo la basura todos los días. La gente deja sus residuos en la puerta y desde temprano paso en carretillas a recogerla, le hemos insistido a la gente en separarla adecuadamente, lo que ha sido difícil, pero lo que sí hemos logrado es que dejen de tirarla al mar, aún hay uno que otro desobediente, pero ya la mayoría de la basura se recoge", explica.

El trabajo de Juan es duro, recoge entre 80 y 100 bolsas de basura en cada jornada, incluso durante las fiestas la cantidad de residuos se eleva considerablemente, y a Juan le toca trabajar dos días seguidos para recoger todo. "La basura se junta en un centro de acopio, y de aquí una embarcación lo lleva al centro de clasificación en Tintipán. Allí llega toda la basura del archipiélago de San Bernardo. Se ha visto de verdad el cambio, pero hay que trabajar en que todos los habitantes del Islote tomen conciencia", agrega Juan.

Sin embargo, el resultado de tantos años de abandono y de mala disposición de basuras tiene su precio. El Islote Santa Cruz es en realidad un arrecife coralino, que sufrió durante muchos años el arrojo de toneladas y toneladas de residuos. Los buzos de la travesía Caribe Respira y cadetes de la Escuela Naval Almirante Padilla en los veleros ARC Antares, ARC Comodoro y ARC 3 de junio, recogieron 2 toneladas de residuos en el fondo del mar alrededor del Islote.