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Este Reporte, que apenas hoy se publica, tumbó a alto funcionario de MinTrabajo

Por denuncias de acoso sexual renunció en las últimas horas el director de Inspección y Vigilancia del Ministerio del Trabajo.

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Gloria Inés Ramírez y Carlos Andrés Dussán Salas. Foto: (Cortesía Mintrabajo) / MinTrabajo

A las 7:38 de la noche del martes 14 de marzo recibí un mensaje confirmando oficialmente que la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Gloria Inés Ramírez, le había aceptado la renuncia a uno de los más altos funcionarios de la cartera a su cargo. Se trata del director de Inspección, Vigilancia y Control Territorial, el abogado huilense Carlos Andrés Dussán Salas.

Ahora les voy a contar la historia detrás de esta renuncia y de las siempre desprotegidas alegadas víctimas frente a los presuntos acosadores sexuales que en Colombia suelen quedarse en presuntos. Ya sean defensores, directores de cine o altos funcionarios.

El protagonista de esta historia se llama Carlos Andrés Dussán y es un abogado laboralista que ha sido defensor de trabajadores durante toda su vida profesional. Su destacada trayectoria ha estado dedicada a la representación de sindicatos y a la protección de los derechos laborales.

Su hoja de vida hacía pensar que era el preciso para el cargo porque la Dirección de Inspección, Vigilancia y Control se encarga justamente de hacer respetar los derechos de los trabajadores.

El presidente Gustavo Petro y la ministra de Trabajo Gloria Inés Ramírez lanzaron hace poco un grupo élite encargado de la Inspección Laboral por la Equidad de Género que entre otras cosas debe “hacer visibles las violencias y discriminaciones sexuales y de género en el ámbito laboral”.

Lo que nadie esperaba es que el encargado de que investigar y castigar estas conductas en las empresas e instituciones de Colombia; las estaban desatando en las propias instalaciones del Ministerio de Trabajo.

Empecé a investigar el tema hace once días. He hablado al menos con 20 personas buscando las pistas para corroborar una denuncia. Entre esas personas contacté a seis mujeres funcionarias y contratistas del Ministerio de Trabajo quienes –según esas fuentes– podrían haber sido blanco del presunto acosador.

Tres de esas mujeres negaron que hubieran sido objeto de acoso sexual por parte del doctor Carlos Andrés Dussán, director de inspección del Ministerio.

Sin embargo, otras tres lo confirmaron. Dicen que sufrieron acoso sexual, peticiones indecorosas, envíos de mensajes vulgares y uso de lenguaje ofensivo y sexualmente explícito por parte de Carlos Dussán.

Conocí también mensajes de whatsapp. Algunos de ellos, por elemental respeto con ustedes, no voy a reproducirlos aquí en el reporte.

En términos lascivos el alto directivo le pide a las mujeres en esos mensajes sexo oral o que lo masturben “hasta regarme en tu mano”.

Expresiones totalmente irrespetuosas, ofensivas y que no pueden tener cabida entre colegas o aún peor entre jefe y subalternas.

El jueves pasado a través de una apreciada colega periodista, el doctor Carlos Dussán me mandó a preguntar si era cierto que estaba investigando su conducta. Luego me envió un correo electrónico con sus datos de contacto. Le respondí que lo llamaría en su debido momento.

Ese momento llegó en la tarde de ayer, luego de tener el convencimiento pleno de que las denuncias tenían sustento, llamé al doctor Dussán, director de la oficina de Inspección y Vigilancia del Ministerio de Trabajo.

Lo invité a que estuviera hoy en La W y nos diera su versión de los hechos. Me dijo que no, que su idea era convencerme de que el caso no se publicara porque –según él– pertenecía a su vida privada.

Con respeto le señalé que no hay vida privada cuando un alto funcionario, pagado por los contribuyentes, incurre en conductas como las suyas frente a mujeres que pueden estar sujetas a su autoridad, frente a la necesidad de conservar su trabajo, preservar su contrato de prestación de servicios, o que dependan de decisiones de él para ascender o para no sufrir represalias o traslados que afecten sus carreras.

En ese momento el doctor Dussán afirmó que jamás había coaccionado a nadie. Que en su proceder libidinoso no hubo, según él, presión, ni sobornos, ni chantaje.

Esa es la percepción suya. Sin embargo, las mujeres que han padecido por meses sus actitudes sí se sintieron amedrentadas por la autoridad que ostentaba este caballero.

Dussán me dijo además que él era un jefe trabajador y que había tratado de –oigan este verbo– “horizontalizar” las relaciones con sus subordinadas.

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También me dijo que él tiene el “compromiso férreo” de jamás volver a incurrir en esas conductas, que le había confesado a su esposa lo que hacía y que esperaba que ella lo perdonara y juntos lograran una plena reconciliación.

Siempre en el propósito de evitar la publicación me propuso, en cambio, que yo armara un encuentro con las víctimas para pedirles perdón e intentar repararlas.

Tan consciente de su poder es el presunto acosador que me llegó a decir que “Si ellas necesitan un traslado lo buscamos, lo gestionamos”.

Varias de las víctimas me aseguraron que habían enterado a la ministra de Trabajo de su incomodidad con las actitudes del doctor Dussán. Sin embargo, él siguió en el cargo como si nada.

En nuestra conversación de ayer, Dussán admitió que había tenido una charla con la señora ministra donde ella le había pedido cuidar el lenguaje. Narra que desde entonces empezó a llamar a todas las mujeres “compañera”.

Cuando le pregunté que si sabía qué había motivado a la ministra Gloria Inés Ramírez a hacerle la observación, Dussán me dijo que no sabía y que tampoco le dio curiosidad.

La ministra no respondió a mis llamadas en los últimos días. Me dijo que me atendería el jueves y le advertí con respeto, a través de uno de sus asesores, que iba a ser tarde.

Ayer, después de la conversación conmigo, Carlos Andrés Dussan Salas, decidió renunciar a su alto cargo en el Ministerio de Trabajo.

A las 9:58 de la noche me mandó este mensaje de texto:

“Hola Daniel, buenas noches. Por medio del presente ofrezco excusas por no participar de la nota, pero sobre mi vida íntima y personal, y de las demás personas, no considero conveniente hacerlo. Sí lo es, para ofrecer excusas por lo ocurrido y aclarar lo pertinente con las compañeras afectadas en un acto genuino y sincero de mi parte. Agradezco se lean estas letras como justificación de mi inasistencia”

Como se los contamos la ministra ya aceptó su renuncia y anoche mismo encargó de la dirección de inspección a otro funcionario.

Gracias señora ministra, algo es algo. Pero, si usted sabía de estas conductas (y todo indica que lo sabía), debió actuar antes y con firmeza. Esos “pobres del mundo” esos “esclavos sin pan” por los que usted dice luchar también están al lado suyo, en los pasillos de la entidad que usted tan dignamente dirige.

Es triste pero el encargado de garantizar los derechos de los trabajadores y trabajadoras de Colombia cayó en las últimas horas en medio de denuncias de acoso sexual.

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