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Primoz Roglic, de los saltos de esquí a triunfar en el ciclismo

Primoz Roglic se coronó por primera vez en el Giro de Italia.

ROME, ITALY - MAY 28: Primož Roglič of Slovenia and Team Jumbo-Visma - Pink Leader Jersey celebrates at podium with the Trofeo Senza Fine as final overall race winner during the 106th Giro d'Italia 2023, Stage 21 a 126km stage from Rome to Rome / #UCIWT / on May 28, 2023 in Rome, Italy. (Photo by Stuart Franklin/Getty Images,)

ROME, ITALY - MAY 28: Primož Roglič of Slovenia and Team Jumbo-Visma - Pink Leader Jersey celebrates at podium with the Trofeo Senza Fine as final overall race winner during the 106th Giro d'Italia 2023, Stage 21 a 126km stage from Rome to Rome / #UCIWT / on May 28, 2023 in Rome, Italy. (Photo by Stuart Franklin/Getty Images,) / STUART FRANKLIN

Su Giro ha sido el reflejo de su carrera: procedente de los saltos de esquí, Primoz Roglic alterna desde su tardía llegada al ciclismo profesional los momentos en los que todo va mal con grandes éxitos, como este domingo cuando paseó por las calles de Roma con la ‘maglia’ rosa, en su primer triunfo en la general de la carrera italiana.

Si la vida de un ciclista profesional es raramente un largo camino de tranquilidad en un deporte tan expuesto a los imponderables, la trayectoria del esloveno de 33 años es particularmente agitada, un tobogán de hundimientos y de resurrecciones espectaculares.

Hijo único de un obrero y de una asistente médica, Roglic creció al pie de las montañas en Kisovec, a una hora de carretera de Planica, emblema de los saltos de esquí.

Ese fue su primer deporte y en el que empezó a destacar al convertirse en campeón del mundo junior por equipos en 2007, año en el que también sufrió una espectacular caída de uno de los trampolines más vertiginosos del planeta.

Cuatro años más tarde, descubre el placer de pedalear sobre una bicicleta estática cuando afronta la enésima fase de reeducación después de una nueva lesión.

Fue una revelación y el inicio de una segunda carrera deportiva que, como la primera, estará marcada por una sucesión de tropiezos de los que conseguirá levantarse cada vez.

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A comienzos de 2013, en el equipo Adria-Mobil, aprende todo del nuevo deporte, como por ejemplo saber rodar en pelotón, algo tan complicado para él que en sus primeras carreras no se atreve ni a comer por miedo a caerse y acaba las pruebas hambriento.

Pero al mismo tiempo demostró unas aptitudes excepcionales como gran rodador y tenaz escalador, que le llevará a lograr sus primeras dos grandes victorias en el Tour de Francia, en el mítico Galibier en 2017 y en Laruns un año, más tarde.

Esta alternancia de golpes de suerte y momentos de brillantes toma una nueva dimensión en las últimas temporadas con el equipo Jumbo Visma.

“Envejezco como el buen vino”

En 2020 tiene que abandonar la Dauphiné por una caída cuando era líder y, más doloroso aún, pierde el Tour de Francia ante su compatriota Tadej Pogacar en La Planche des Belles Filles, en una última cronoescalada que aún le atormenta.

Pero lo que podría haber enterrado a cualquier otro corredor, Roglic lo convierte en motivación y se apunta el triunfo en la Lieja-Bastoña-Lieja y la segunda de sus tres victorias consecutivas en la Vuelta a España (2019-2021).

El año 2022 fue de nuevo una montaña rusa. Abandona la París-Niza tras una doble caída cuando era líder destacado y vuelve a accidentarse en el Tour, pero de nuevo se levanta ante la adversidad y se proclama campeón olímpico contrarreloj en Tokio y gana su tercera Vuelta.

“La adversidad le hace más fuerte”, resume su compañero de equipo, el estadounidense Sepp Kuss.

Pero en septiembre pasado, el hombre con una cruz tatuada en el brazo derecho, dijo basta. Tras los enésimos abandonos por caída en Tour y Vuelta, Roglic decide operarse del hombro derecho, ese que se colocó él mismo sentado en la carretera tras besar el suelo, con evidente gesto de dolor.

Este Giro de Italia ha sido escenario de su enésima resurrección deportiva, aunque el camino hacia Roma ha sido tomo menos un plácido camino de rosas, con dos caídas que le han provocado una herida profunda en la cadera.

“Han pasado muchas cosas en este Giro. Sobre todo he perdido un trozo de carne”, bromeaba el sábado por la noche tras ganar en la cronoescalada al Monte Lussari, con su hijo en las rodillas, no sin antes pasar por otro momento dantesco, cuando pareció que se le podía marchar la carrera después de sufrir un problema mecánico que le obligó a cambiar de bicicleta al inicio del ascenso.

Esta carrera rocambolesca ha endulzado su imagen de duro ante el gran público.

Discreto y parco en palabras durante buena parte de su carrera, con el paso de las temporadas se ha vuelto más sonriente, bromista y acabando todas sus frases pronunciadas en un inglés macarrónico con un “¿eh?” y un guiño.

“Envejezco como el buen vino”, dijo el esloveno antes de la salida del Giro.

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