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JEP acepta y deja libre a reclutador de falsos positivos que recibió $200.000 por muerto

El compareciente Juan Alberto Acuña Landero aceptó haber entregado al menos a siete personas a los militares del Batallón Energético y Vial 2 en la costa caribe para ser asesinados y presentados falsamente como guerrilleros.

Falsos positivos. Foto: Getty Images / Gerardo Gómez

Falsos positivos. Foto: Getty Images / Gerardo Gómez

La Sala de Definición de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) aceptó el sometimiento y dejó en libertad a Juan Alberto Acuña Landero, confeso reclutador de falsos positivos para el Batallón Energético y Vial 2 ubicado en el departamento del Cesar.

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La magistratura otorgó el beneficio de la libertad tras los aportes a la verdad entregados por el reclutador, quien confesó su participación en al menos siete asesinatos (solo era procesado por dos casos y aportó en la JEP cinco muertes), además habló de sus cómplices tanto en el Ejército como en la consecución de las víctimas.

Por ejemplo, mencionó al cabo Pilides Torres Monterroza (ya investigado y quien ha confesado en la JEP), de quien le afirmó que iba en representación del coronel León Terán, comandante del Batallón para el 2007, con el fin de que se uniera a la organización delincuencial. Tras ello, se unió a la organización criminal consiguiendo personas señaladas de ser extorsionistas, ladrones etc., para que les dieran “de baja”.

Ya en la operación criminal como tal, y así como se mencionó previamente, relató su trabajo organizado con otros reclutadores. Habló particularmente de ‘Ronny’ y Pablo Torre, con quienes se encargó en distintas circunstancias de conseguir a las personas y con falsas ofertas de trabajo (unirse a grupos armados ilegales o trabajos varios) llevarlas a zona rural para que fueran asesinadas.

En el marco de la organización delincuencial, contó que hasta entre ellos se traicionaron y entregó para ser asesinado al reclutador Pablo Torre en hechos ocurridos el 7 de enero del 2008 debido a que Torre estaba al parecer amenazando con hablar frente a lo que estaban haciendo. El crimen, según Acuña, fue acordado con el cabo Pilides Torres.

“Pasó el tiempo, los días y dijo que necesitaba otro paquete, entonces me dijo “bueno, como este Pablo ya sabe mucho y anda amenazando de que va a decir las cosas vamos a legalizar a Pablo”. Yo le dije “no ese man no va a venir, no ve que ya sabe”, me dijo “dígale que va a tener una reunión con nosotros, que va a empezar a trabajar directamente con nosotros y que le vamos a negociar directamente”, sostiene el reclutador Acuña.

Asimismo, habló de los incumplimientos de los militares quienes le ofrecían $1.500.000 por víctima y al parecer, nunca le pagaron completo. En una ocasión, sostiene, solamente le dieron $200.000 que le entregó a Pablo Torre, quien estaba molesto por los incumplimientos y esa plata terminó en compra de cerveza.

Dentro de las víctimas entregadas por Acuña y su grupo de colaboradores a los militares del Batallón BAEVV 2 incluso hubo un hombre, que mientras estaban esperando la orden de los soldados, para llevarlo en su moto hasta el paraje rural, le contó que tenía una pequeña hija y estaba buscando trabajo.

Adicionalmente, el despacho de la magistrada Claudia Saldaña le solicitó al reclutador que firmara el acta de compromiso, y también se vinculara a uno de los programas del sistema restaurativo a las víctimas.

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