Tunja

Producción agrícola de Boyacá aporta el 14,5% del Producto Interno Bruto (PIB)

Esta temporada decembrina, la producción sostenible cobra un papel clave en el desarrollo rural colombiano.

La producción agrícola es la principal fuente de ingreso en las familias rurales de Boyacá / Foto: Suministrada.

La producción agrícola es la principal fuente de ingreso en las familias rurales de Boyacá / Foto: Suministrada.

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En estas fiestas del fin de año, los sabores auténticos de la tierra y la dedicación de las familias campesinas cobran protagonismo, ya que con su trabajo diario mantienen vivas las tradiciones gastronómicas. En una temporada en la que la sostenibilidad y la alimentación consciente toman un papel central, rescatar los sabores de origen campesino se convierte en un acto de gratitud y respeto hacia quienes cultivan la biodiversidad que llena nuestras mesas.

De acuerdo con los últimos resultados económicos del departamento, las actividades agrícolas aportaron el 14,5% del PIB de Boyacá, consolidándose como la segunda actividad con mayor contribución al valor agregado y registrando un crecimiento del 2,4% frente al periodo anterior. Estos resultados confirman que el trabajo de las familias campesinas no solo preserva los sabores y tradiciones que cobran protagonismo en las festividades de fin de año, sino que también sostiene un sector clave para el desarrollo del departamento, con una participación 5,8 puntos porcentuales superior al promedio nacional.

La agricultura familiar es clave para garantizar alimentos de calidad y mantener vivas las tradiciones del campo. Aplicando prácticas agroecológicas, estas familias fortalecen su capacidad para enfrentar desafíos, aprovechar de manera sostenible los recursos naturales y conservar los saberes ancestrales que han alimentado a generaciones. Entre las prácticas agroecológicas en las que la Fundación Alpina ha trabajado junto a las comunidades, se encuentran:

-Diversificación productiva: las familias combinan cultivos, árboles y animales para aumentar la resiliencia de sus sistemas y garantizar alimentos variados durante todo el año.

-Cuidado del suelo: mediante el uso de abonos orgánicos, la rotación de cultivos y coberturas vegetales, se mantiene la fertilidad de la tierra y se promueve su salud a largo plazo.

-Uso eficiente del agua: se implementan sistemas como riego por goteo y cosecha de agua, reduciendo desperdicios y asegurando que los cultivos tengan suficiente humedad incluso en temporadas secas.

-Rescate de semillas nativas y criollas: al conservar y utilizar variedades adaptadas al territorio, las familias fortalecen su autonomía y protegen la diversidad agrícola local.

Integración de saberes tradicionales y conocimientos actuales: combinando prácticas ancestrales con nuevos conocimientos, las comunidades fortalecen su autonomía y mantienen vivas las tradiciones del campo.

“Apoyar la agricultura familiar es reconocer el esfuerzo de quienes mantienen vivas nuestras raíces, fortalecen la biodiversidad y producen alimentos de manera sostenible. Cada plato en nuestra mesa refleja su dedicación y amor por la tierra.“, destaca Camila Aguilar, directora ejecutiva de Fundación Alpina.

Gracias a estas prácticas, alimentos típicos de la temporada como el maíz criollo para arepas y chicha, el frijol y la yuca para sopas, así como hierbas aromáticas y hortalizas para ensaladas y guisos, se producen de manera más sostenible, garantizando su calidad y disponibilidad en las comunidades rurales.

Estas prácticas no solo preservan tradiciones, sino que también han generado cambios visibles: los monocultivos se han transformado en sistemas diversificados y agroecológicos; se han recuperado siembras asociadas y el uso de abonos verdes; se ha reducido hasta un 50% el consumo de agua gracias a riegos eficientes; y se han creado bancos comunitarios de semillas nativas, fortaleciendo la autonomía de las familias.

Además, los resultados muestran que la producción sostenible no solo preserva sabores y tradiciones, sino que también fortalece la economía y la alimentación de las familias campesinas: la diversidad de cultivos aumentó 65%, costos de insumos externos bajaron 40% y los ingresos por la venta de excedentes crecieron más del 30%.

La producción sostenible no solo preserva sabores y tradiciones, sino que también fortalece la alimentación y la economía de las familias campesinas. Respaldar la agricultura familiar significa celebrar el fin de año con gratitud, reconociendo el esfuerzo de quienes cuidan la tierra, protegen la biodiversidad y nos ofrecen alimentos de calidad. Así, cada plato en nuestra mesa se convierte en un acto de responsabilidad, respeto y esperanza para un futuro más sostenible.

Fundación Alpina

La Fundación Alpina fue creada en 2008 para aportar a la solución de la problemática del desarrollo rural en Colombia. Van más allá de la razón de ser de Alpina realizando una labor independiente de sus actividades y actores. Gestionando esquemas de cooperación y alianzas para complementar y articular recursos.

Realizan acompañamiento y fortalecen capacidades de agricultores familiares para mejorar sus medios de vida de manera sostenible. El propósito es impulsar los proyectos de vida de las familias rurales en territorios vulnerables de Colombia, transformando comunidades hacia la resiliencia y la prosperidad en armonía con el entorno. Además, buscan fortalecer capacidades con las familias, organizaciones y comunidades rurales a través de cuatro líneas: Producción sostenible (agroecológica), prácticas alimentarias saludables, asociatividad productiva y empoderamiento femenino.

La mujer boyacense cumple un papel fundamental en la producción agrícola en el departamento / Foto: Suministrada.

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