Internacional

Hospital Universitario, reflejo de la crisis de salud en Venezuela

Trabajadores del sector protestaron este miércoles en al menos nueve centros asistenciales de Caracas.

La presidenta del Colegio de Bioanalistas de Venezuela, Judith León (centro). Foto: Agencia Anadolu

La presidenta del Colegio de Bioanalistas de Venezuela, Judith León (centro). Foto: Agencia Anadolu(Thot)

Por Andreina Itriago

La vida de Osmely Farías dio un vuelco hace tres meses cuando a su hermano lo internaron en el Hospital Universitario de Caracas (HUC). No solo tuvo que abandonar la ciudad de Carúpano, ubicada en el estado oriental de Sucre para establecerse en la capital, a más de 500 kilómetros de distancia, sus ocupaciones también cambiaron.

Se dedica a buscar insumos y medicamentos para que los profesionales de este centro de salud puedan tratar el tumor cerebral de su familiar. No solo es difícil encontrarlos, sino que ella, que se define como “de bajos recursos”, no puede pagarlos.

Sin embargo, si no lo hace, es imposible que los médicos atiendan a su hermano, ni en el HUC, ni en ningún otro hospital del país.

Este miércoles fue uno de esos días en que los médicos decidieron alzar sus voces al unísono en al menos nueve centros asistenciales de Caracas, donde protestaron por no poder garantizar una “salud digna” a pacientes como el hermano de Farías.

“El Gobierno no trae los insumos necesarios y por eso mueren pacientes”, sintetizó el representante del Sindicato de Hospitales y Clínicas de Caracas, Mauro Zambrano. En conversación con la Agencia Anadolu, Zambrano aseguró que el déficit de insumos médicos en los centros de salud caraqueños es de 80%.

Por si fuera poco, de acuerdo con datos que maneja el líder sindical, en todos los hospitales de la capital venezolana no hay un solo tomógrafo bueno, ni tampoco resonadores magnéticos que funcionen.

Hay más: “70% de los (aparatos de) Rayos X están dañados. A los que están buenos les toman una imagen con un teléfono inteligente y con esa imagen el médico da un diagnóstico”, confiesa Zambrano.

Las ruinas del HUC

El HUC es conocido como “El Clínico”. De las instalaciones que se inauguraron hace 62 años en los espacios de la Universidad Central de Venezuela (UCV), no queda ni la sombra. Farías lo puede constatar cada vez que visita a su hermano y quiere hacer algo tan simple como usar el baño. “Son caóticos. Es horrible”, dice.

Zambrano asegura que el deterioro se extiende a todas las salas del hospital.

El familiar de Farías reposa en un colchón vencido. A su alrededor nada está bien. El único equipo que funciona, de manera intermitente, es el de ultrasonido. De 12 quirófanos, solo funciona uno. Las fallas en los servicios de luz y agua, como en todo el país, son constantes.

En los laboratorios no hay reactivos, por lo que hacerse una prueba de sangre es imposible. Ni hablar de traer una vida al mundo. La situación en el piso 10, donde está la sala de parto, es “crítica”. Por falta de camas e insumos, muchas a punto de dar a luz tienen que ser referidas a otros centros. “Por eso muchas mujeres mueren esperando o se les pasa el parto”, relata Zambrano.

Y también mueren los recién nacidos. Todos en el Clínico recuerdan el fatídico 29 de septiembre de 2017, cuando murieron nueve neonatos contaminados por una bacteria. Según denunció Zambrano, la falta de insumos, tanto para atender a los bebés prematuros como para limpiar las áreas, fue la causa del incidente.

“Siguen muriendo pacientes constantemente por el déficit de insumos”, aseguró el sindicalista.

Hoy, en un buen día, el HUC hace diez operaciones diarias. El promedio es de cinco, porque hay días en los que no se puede hacer ni una. Antes era de 90 operaciones diarias.

De acuerdo con Zambrano, esa cifra se mantuvo durante algunos años del gobierno del expresidente Hugo Chávez pero comenzó a disminuir considerablemente con la llegada de Nicolás Maduro en 2013.

“Eso ocasiona una cola enorme de pacientes, miles de pacientes. Muchos mueren esperando, otros corren con la gracia de Dios. Los pacientes con cáncer ahorita mueren esperando su radioterapia, su quimioterapia”, lamenta Zambrano. Farías espera que su hermano no corra con esa suerte.

La protesta continúa

La cantidad y calidad de las intervenciones que se realizan en el HUC no es lo único que ha disminuido. De acuerdo con Zambrano, del hospital se han ido entre 2.000 y 2.500 trabajadores. Muchos, asegura, son parte de la diáspora venezolana.

A otros el sueldo no les alcanzaba y decidieron buscar otro trabajo. “¿Cómo mantenemos a nuestras familias con un salario de 2.500.000 o 3.000.000 (de bolívares)? ¡Eso es lo que cuesta un kilo de carne! (…) Un trabajador de salud en Colombia gana 300 dólares, aquí gana 5 dólares y hasta menos”, dice Zambrano.

Aunque la protesta de este miércoles fue atacada por colectivos (grupos armados identificados con el Gobierno), los profesionales de la salud aseguran que se mantendrán en las calles para exigir, además de mejoras en el sistema, sueldos dignos, y así evitar que se siga yendo personal.

“Seguiremos en protesta pacífica y manifestando todo lo que suceda en los centros asistenciales del país. No podemos seguir siendo cómplices silentes de lo que está pasando”, aseguró la presidenta del Colegio de Bioanalistas de Venezuela, Judith León, quien además exhortó al Gobierno a “eliminar sus colectivos” dentro de los hospitales.En las protestas de este miércoles resultaron heridos trabajadores de la salud y de la prensa, por parte de estos grupos. No es primera vez que se inmiscuyen en actividades relacionadas con la salud.

El 5 de mayo, unos jubilados que protestaban frente a la sede principal del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) también fueron atacados por ellos. Y, así, muchos en los últimos años.

Para Osmely Farías el Gobierno venezolano es el único responsable de la angustia que está atravesando su familia. “Queremos que ayude a los hospitales porque hay personas que no tenemos para comprar los insumos”, dice.

Los trabajadores de la salud también esperan una respuesta del Ejecutivo y no descansarán hasta conseguirla. De 927 protestas que registró el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social en todo el país, nada más durante el mes de abril de 2018, 156 fueron para exigir el derecho a la salud.

La mayoría (al menos 338) estuvo vinculada a la precariedad en servicios básicos (agua, electricidad y gas doméstico), que por supuesto inciden en el desenvolvimiento de actividades como la salud.

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