Judicial

Tres funcionarios de la Fiscalía hacían parte de la banda Los Departamentales

Se dedicaban al hurto a residencias, locales comerciales, compraventas y otros, en diferentes partes del país.

Tres funcionarios de la Fiscalía hacían parte de la banda Los Departamentales. Foto: Colprensa

La contundente labor de los funcionarios de la Fiscalía para contrarrestar la corrupción y los actos delictivos dentro de la misma institución permitió que este fin de semana en Neiva (Huila), un juez con funciones de control de garantías acogiera la solicitud del ente acusador y afectara con medida privativa de la libertad a tres servidores.

Se trata de Héctor Engelberth Rodríguez Salazar, jefe de Seguridad de Sedes y Personas de la Seccional Huila; Héctor Merardo Ramos Lozano, investigador del CTI de la unidad local de Campoalegre, y el guía canino Jarley Vargas Torres, quienes presuntamente hacían parte de una organización delincuencial conocida como Los Departamentales, dedicada al hurto a residencias, locales comerciales, compraventas y otros, en diferentes partes del país.

Los dos primeros irán a prisión mientras que el guía canino fue beneficiado con medida domiciliaria.

De igual manera fueron asegurados en la cárcel Jeison Steven Acosta Ibarra, exmiembro de la Sijín de la Policía del Huila, conocido con los alias de Yeison, Gato o Piolín; y Wilfredo Antonio Cruz Triana, alias Wilfrido, Wilfredo, Wil o Cachetes, quien según la investigación sería en jefe de la estructura delictiva.

Es de recordar que los procesados fueron detenidos el pasado 12 de septiembre mediante 8 diligencias de allanamiento y registro en diferentes partes del país en una labor liderada por miembros de policía judicial CTI con el apoyo del Gaula Militar Huila.

La Fiscalía tiene pruebas contundentes de su posible participación en por lo menos 10 eventos, en los que las víctimas perdieron una suma cercana a los $147.908.675 equivalente a joyas, mercancía, elementos de valor y dinero en efectivo.

Los delitos

A Rodríguez Salazar, alias Enyi o Amiguito, le fueron imputados los delitos de concierto para delinquir, hurto calificado y agravado y peculado por uso.

A Ramos Lozano, alias Mono, Héctor o Amiguito, se le endilgaron cargos por concierto para delinquir, abuso de autoridad por omisión de denuncia y revelación de secreto.

Vargas Torres, alias Canino o Can —llamado así por su labor como guía canino antiexplosivos—, deberá responder por los punibles de hurto calificado y agravado y peculado por uso.

Al expolicía le fueron enrostrados los delitos de concierto para delinquir y hurto calificado y agravado

Entretanto, Cruz Triana fue imputado por los mismos punibles del expolicía sumados al de concierto para delinquir.

Junto a ellos fueron detenidas siete personas más por los delitos de concierto y hurto. A cuatro les fueron concedidas medidas no privativas de la libertad, y al resto medidas domiciliarias.

Modus operandi

Su modus operandi consistía, según la Fiscalía, en coordinar inicialmente los posibles objetivos a través de la información entregada por los cómplices que adelantaban actividades de inteligencia sobre la víctima, y entregaban datos de la zona para verificar las condiciones de seguridad y factores de vulnerabilidad del inmueble (que no contara con moradores, tuviera poca vigilancia privada y que no tuviera alarmas o cámaras de seguridad).

De igual manera en la logística iba la planeación de las herramientas a utilizar, los roles que desempeñaba cada persona, el transporte de ellos al inmueble objeto de hurto y finalmente la coordinación de ruta de escape.

Los hurtos, de los cuales se cuenta con elementos de prueba de 10, eran efectuados bajo las modalidades de ventosa, llave maestra, factor de oportunidad, atraco, violación de cerraduras y de cajas fuertes; apoderándose de dinero en efectivo en moneda nacional o extranjera, objetos de valor y de mercancías de toda clase.

Se evidenció durante el desarrollo de la investigación que empleaban equipos móviles para comunicarse entre sí, a través de llamadas telefónicas o mensajes de texto que evidenciaron en las comunicaciones captadas a través del monitoreo de los distintos abonados telefónicos que utilizaron y que adquirieron sus integrantes, quedando al descubierto el manejo de lenguajes cifrados para dar otro nombre a los objetivos, a los métodos, herramientas o al referirse a sus propios cómplices.

Sin embargo, en otras conversaciones se resaltan comunicaciones sin ninguna cautela o reserva, donde establecen roles de los integrantes, objetivos, lugares de encuentro, bienes y dinero hurtado, nombres de personas, identificaciones, empleos, descripción de vehículos, rutas de desplazamiento, contactos, precios, cantidades, formas de ingreso y salida, fachadas, entre otros, que permitieron establecer el camino o ruta del delito de la estructura delincuencial; desde la idea de la comisión del hurto hasta ser consumado.

Huila y cinco departamentos más los afectados

Aunque la estructura se encontraba concentrada en Neiva y Timaná (Huila), igualmente tenía injerencia en los municipios huilenses de Gigante, Garzón, Tarqui y Pital.

También en Florencia y San Vicente del Caguán (Caquetá); Ibagué (Tolima); Cali (Valle del Cauca); Bogotá y Girardot (Cundinamarca), Santa Marta (Magdalena) y Maicao (La Guajira)