La amenaza ambiental que preocupa a la esquina norte Colombia

Para nadie es desconocida la belleza natural de la alta Guajira. Sin embargo, gracias a las difíciles condiciones de acceso, durante años este rincón del país se mantuvo casi que indómito, con apenas unos rincones predilectos para el turismo de aventura, como el Cabo de la Vela. 

Pero contra todo pronóstico, la pandemia trajo consigo una explosión turística al extremo norte del país. Las playas de Puerto Estrella, Punta Gallinas, Taroa y Bahía Hondita empezaron a atraer al turismo, y con él, la llegada de la amenaza del plástico a este idílico lugar.

Rodeado de manglares en medio del desierto, de flamencos rosados, albatros y una brisa constante que acaricia el alma, el norte de la Guajira es un escenario complejo para el turismo en masa. 

La ausencia de un servicio de recolección de residuos, la aún incipiente cultura de reciclaje de la comunidad y la dificultad de acceso que deriva en un control muy espurio por parte de las autoridades hacen un cóctel perfecto para un serio problema ambiental.

De acuerdo con el capitán de corbeta Hugo Mesa, capitán de puerto de Puerto Bolívar, en estas playas se notó una explosión turística inusitada en este 2021. Esto trajo consigo la apertura de establecimientos comerciales por parte de los nativos, la mayoría de las veces sin contar con suficientes medidas que garanticen una óptima disposición del plástico y la basura. 

"Calculamos que, en las playas del extremo norte de La Guajira, incluyendo el Cabo de la Vela pueden estar más de 1.500 establecimientos, considerando las medidas de bioseguridad vigentes”, señaló Mesa.

El turismo procede principalmente del interior del país, y los bañistas soportan largos trayectos terrestres desde Riohacha, de más de 6 o 7 horas, para poder llegar a estos paradisíacos lugares. 

El boom ha traído un respiro a la marchita economía wayuu de las poblaciones vecinas, pero agrava el problema ambiental del municipio de Uribia en general.

En Punta Gallinas, por ejemplo, la solución del hostal Luz Mila, el más grande la zona, es dejar a los cerdos todo lo que sea residuo orgánico. El plástico y las latas los recogen y se los lleva un vehículo al casco urbano de Uribia cada dos o tres días, dependiendo de la cantidad de turistas.