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Expedición Antártida, tras el rastro de las ballenas colombianas

Entre las investigaciones que realizaron los científicos a bordo del ARC 20 de Julio, también estuvo el estudio de la criosfera.

Expedición Antártida, tras el rastro de las ballenas colombianas. Foto: W Radio

Expedición Antártida, tras el rastro de las ballenas colombianas. Foto: W Radio(Thot)

Las ballenas colombianas, esas yubartas que nacen en el profundo Pacífico entre junio y noviembre, fueron visitadas en las lejanas aguas de la Antártida por científicos ‘coterráneos’ que ven en ellas una oportunidad para medir la salud de los océanos y que hicieron parte de la IV Expedición Antártida.

A bordo del buque ARC 20 de Julio, de la Armada Nacional, 30 investigadores con 12 proyectos científicos estuvieron durante 83 días en un viaje desde Colombia hasta el estrecho de Gerlache, donde encontraron a estos cetáceos que tienen “cédula colombiana” y que son la conexión de nuestro país con el sur del continente tras nadar por cerca de 11 mil kilómetros para alimentarse.

Desde un puente del buque se avistan los grandes mamíferos y se toman muestras de su piel y grasa para analizar su procedencia y su hacinamiento poblacional. Pero también, como explica el biólogo marino Diego Mojica, asesor en Asuntos Antárticos de la Comisión Colombiana del Océano, se están realizando muestras toxicológicas para ver los contenidos de materiales como el mercurio que hay en las ballenas.

“Estos animales son bioacumuladores y nos sirven como un indicador de salud de los océanos”, explicó a La W Mojica y resaltó que las ballenas “se están convirtiendo en un importantísimo indicador sobre la contaminación de metales pesados como el mercurio, que es nocivo para la salud y puede afectar toda la cadena alimenticia”.

Mojica ha estado en las cuatro expediciones que ha hecho Colombia a la Antártida. Un reto que no es menor, pues el viaje en este buque supone una ardua preparación. Algunos de los marinos que hicieron parte de la tripulación confiesan que pese a su experiencia en el mar el vaivén de las olas del Pacífico ha vencido sus estómagos.

A pesar de la dificultad de la travesía, la riqueza científica de esta región del mundo hace que el viaje valga la pena. En esta ocasión también se incursionó en el estudio de la criosfera, que es la superficie de la tierra cubierta por hielo, ya que -según explicó Mojica- “los glaciares son la principal fuente de agua dulce que se tiene en un futuro ante la escasez de los recursos y analizamos la incidencia que tiene la criosfera en el aumento del nivel del mar, por el cambio climático”.

Ante el debate mundial sobre la gravedad o incluso la existencia del cambio climático, Mojica resalta que la Antártida es uno de los principales reguladores del clima en el mundo, por lo que todo lo que ocurre en esta región tiene repercusiones en el resto del planeta. “No podemos pretender que lo que estamos viviendo en nuestro país responda solo a las condiciones locales”, señaló. El investigador ahora sueña con el proyecto de la Armada Nacional de tener una base colombiana en la Antártida. De esta forma, afirma que se abrirán las puertas del país a la biotecnología y a la investigación, así como al aprendizaje de lo que ya países amigos, como Ecuador, Argentina y Chile, han avanzado.

“Es como en el Titanic”

La expedición a la Antártida también supone un reto para la navegación colombiana. Siendo un país de aguas tropicales, nuestros buques y marinos están entrenados especialmente para esas condiciones. Sin embargo, 101 tripulantes lograron llevar a cabo la IV expedición que lleva a cabo el país en un buque hecho en casa.

Al frente de esta aventura estuvo el capitán de navío Joaquín Afolfo Urrego, comandante del ARC 20 de Julio. Este hombre de mar contó que se enfrentaron a olas del Pacífico que alcanzaban hasta los 8 metros de altura y a condiciones que no son a las que están acostumbrados, por lo que cada maniobra les obligaba a estar alertas. Además, afirmó que entre más se acercaban más les tocaba, “como en el titanic”, esquivar témpanos de hielo de gran magnitud.

Para llegar a este nivel de pericia, la tripulación se entrenó previamente a condiciones de navegación en agua gélida. “Nos enseñaron hasta a vestirnos, aprendimos a utilizar unos trajes especiales. Toda esta preparación nos permitió sortear las adversidades. Quedó demostrado para la comunidad internacional que los colombianos se enfrentan a todo y lo sacan adelante”, dijo el capitán Urrego.

En esto coincide el comandante de la Armada Nacional, almirante Ernesto Durán, pues aseguró que lo que hace 5 años parecía imposible, llegar a la Antártida, hoy es una realidad que se cumple cada año para la tripulación, los investigadores y hasta para algunos deportistas, pues este año la delegación fue acompañada por el clavadista Orlando Duque y la apneísta Sofía Gómez.

“Es un motivo de orgullo, ya no hablar de si vamos a ir o no a la Antártida, sino de cómo va a ser la base colombiana allá. Su tamaño, qué cosas culturales va a llevar Colombia y qué proyectos”, afirmó.

El proyecto es claro: en unos años se espera que los científicos, marinos y hasta las ballenas colombianas tengan una estación propia en uno de los sitios más fríos del planeta.

 

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