La insurgencia en un sin lugar

Por: Camilo Andrés Rincón Veloza

El director colombiano Alejandro Landes sitúa a un grupo de jóvenes alzados en armas, que se encuentran internados en las montañas, en un espacio geográfico indeterminado, que parece no estar sujeto al tiempo. Es poner a la insurgencia en un sin lugar.

A los “Monos” se les encomienda cuidar a una vaca llamada Shakira, a la que terminan matando por accidente. Este hecho desencadena que los Monos comiencen a caer en ideas delirantes, como consecuencia del debilitamiento de la asociaciones producidas por la confusión y la exploración sexual. De sentir un grado de excitación a la hora de pensar, que son proyectadas al exterior y relevan al sujeto por el objeto.        

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La fotografía es una apuesta estética muy delicada y trabajada con relación al agua. Los arroyos, los ríos, las ciénagas, resultan de un espacio natural de incertidumbre, de superficies limitadas, en un espacio confinado que refleja el infinito, de un elemento misterioso, que transmite movimiento, profundidad y cambios en cada uno de los jóvenes.

No obstante, los diálogos distancian al espectador de esa relación espacio tiempo tan bien lograda a través de la fotografía y el sonido. Las glosas no atraviesan la sensación de peligro y su mensaje se construye en el mimetismo de la industria de la violencia y el conflicto armado.

Monos es una película moderna que estimula los trastornos narcisistas que se presentan en el mundo moderno, no tanto en forma de trastornos con síntomas claros y bien definidos, sino del carácter humano por un malestar confuso que lo irrumpe todo, un sentimiento de vacío interior y de absurdidad de la vida. Creando impresiones en los sentidos que se transformará en sensaciones, que dará como resultado una realidad pretendida. Calificación: ****