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La mujer de Ráquira que se toma el mundo con vírgenes de barro, y sigue soñando

Las Otilias han recorrido EEUU, Centro América y Europa. Ahora con el apoyo del Ministerio de Cultura y la Fundación BAT Colombia protagoniza una exposición virtual con 21 piezas.

La mujer de Ráquira que se toma el mundo con vírgenes de barro, y sigue soñando

La mujer de Ráquira que se toma el mundo con vírgenes de barro, y sigue soñando

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Su amor por la virgen le ha concedido hasta la felicitación del Papa Francisco por su trabajo. . Foto: W

Doña Rosa María Jerez es una mujer feliz. De niña, su madre doña Otilia Jerez, la llevaba a misa todos los domingos, y fue allí donde el rostro de la virgen se convirtió su inspiración para hacer obras de arte con sus manos a base de arcilla y mucha imaginación.   

Cuenta que surgieron muchas preguntas cuando vio tan reales y brillantes los ojos y la figura de la virgen. “Mi mamá me explica que esas estatuas se trabajan igual que el barro”.

Se desveló, se obsesionó, dice, y solo pensaba cómo poder plasmar en la arcilla, que utilizaba su madre para hacer vasijas, el rostro de la virgen.

Todo el proceso, se lo enseñó, doña Otilia, desde ir a la mina a buscar y conocer la arcilla, palparla, mezclarla, hacer una buena masa y dejarla madurar para comenzar a elaborar.

Dice que para la elaboración de una pieza pequeña debe emplear entre una o dos horas de trabajo, si es mediana: un día, y una virgen grande, pues requiere de varios días.

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“Algunas vírgenes se hacen con arcilla y arena, y si la hago rústica, consigo vidrio de botella, se tritura con una piedra, como las de los muiscas, luego se le van cruzando a medida que le hago el manto, para darle un acabado con tonos”, narra.

Desde su taller en Ráquira en Boyacá, cuidando a sus nietos, cuenta que su obra ha sido expuesta en museos de Washington, Londres y Centro América.

Doña Rosa, tiene cinco hijas, a todas les enseñó el arte de la arcilla. Unas lo practican de manera constante y las otras de vez en cuando, pero mientras llegan los años viejos, disfruta del éxito con invitaciones al festival de arte popular en México y el encuentro de barro en Guatemala.

Su labor ha recibido muchos reconocimientos en el mundo, pero el más importante, el día que la entonces primera dama María Clemencia Rodríguez de Santos le regaló una Otilia al Papa Francisco. “Era una obra de las que yo trabajaba con mis manos para mí fue de gran alegría”.

“Hay unas piezas pequeñitas que son a $40.000, otras de $350.000 y tenemos $1.200.000”, dice.

Las medidas de confinamiento, durante la pandemia, han perjudicado considerablemente su economía, confiesa que lloró y se sintió olvidada como todos los artesanos de Ráquira. “De verdad fue muy duro”.

Justamente, desde este cinco de noviembre, se dio inició a la exposición de 21 obras suyas en las plataformas virtuales de la Fundación BAT Colombia, con el apoyo del Ministerio de Cultura y la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia.

“No pierdo la esperanza que por medio de mi trabajo pueda seguir viajando a otras partes del mundo mostrando lo que sé”, dice.

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