El teatro toma la calle en la apertura de Festival Iberoamericano de Bogotá
Con este tradicional desfile quedó inaugurado el FITB, que tiene carácter bienal y que este año cumple tres décadas de traer a Bogotá las mejores propuestas del teatro mundial.
El teatro tomó hoy la calle en la inauguración oficial del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá (FITB) y llevó arte y espectáculo al concurrido centro de la capital colombiana con un desfile de más de 700 artistas de 21 compañías nacionales.
Variadas comparsas inundaron de colores y ritmo la ciudad durante el recorrido entre el Parque de los Periodistas y la Plaza Simón Bolívar, en el corazón de Bogotá, congregando a una multitud que aprovechó la oportunidad de disfrutar del teatro a pie de calle. En esta edición, con Argentina como país invitado, se presentará durante dos semanas una selección de más de 200 piezas contemporáneas, clásicas y experimentales, de la mano de más de mil artistas de 30 compañías procedentes de 17 países.
Estos superlativos números se vieron reflejados en la multitudinaria rúa, bautizada "Río de la memoria" y organizada por la compañía Ensamblaje Teatro, a cargo del artista Misael Torres. La memoria se reivindicó en las pancartas que desfilaban entre comparsas y que recordaban nombres del teatro colombiano como Eddy Armando, María Teresa Hincapié, Jorge Vargas o Enrique Luis Osorio.
Sin embargo, también salió a flote a través de las propuestas escénicas de varias compañías la memoria del conflicto armado que azotó el país y que sigue afectando a varias comunidades con sus últimos coletazos. La cabecera de este "río" la representó la banda de marcha Guardia Fantasma, quién abrió el desfile con su música alegre y una puesta en escena divertida. Detrás suyo siguió un sinfín de baile, teatro y circo: zancudos disfrazados de figuras medievales, danzarines llenos de plumas, demonios con terroríficas caretas y hasta dos actores subidos a unas bicicletas que colgaban de una estructura y pedaleaban en el aire. Varios grupos de percusión también amenizaron la parada e impulsaron a bailar a los asistentes. Pero más allá del color y la diversión, la crítica social y la reivindicación de la cultura originaria colombiana también encontraron un lugar en las actuaciones.
Por ejemplo, una comparsa representó un enorme toro rodeado de toreros al ritmo de un pasodoble para mandar el mensaje de que "la tortura no es arte ni es cultura", según coreaban sus integrantes. Por otro lado, la compañía Nemcatacoa Teatro puso en escena el conflicto armado, como la pérdida de seres queridos y el recuerdo de los desaparecidos. "Transmitimos a las personas ese sentimiento. Es muy lindo compartirlos así (desde la calle), no hay cuarta pared", explicó a Efe Laura, una de las actrices. A pesar de todo, el carácter festivo primó en el espectáculo y sacó sonrisas hasta a los miembros de la policía que patrullaban la zona.
Caterine Cruz, una colombiana que vino al FITB desde la ciudad de Villavicencio, a tres horas de la capital hacia el sureste, destacó la cantidad de "niños muy activos" que participaron algo que en su opinión significa que "se va a seguir cultivando el teatro" en las futuras generaciones. La calle brindó imágenes únicas, como un grupo de monjas contemplando una comparsa de estridentes diablos, oficinistas que miraban la caravana multicolor desde sus ventanas y bailaban al otro lado del cristal o adolescentes de los estratos más altos de Bogotá que compartían afición con algunos indigentes.
El desfile también sirvió para cerrar las heridas de esta edición del FITB, que sufrió una grave crisis financiera y de gestión en 2016 que puso en entredicho la continuidad del festival. De esta forma arranca con fuerza la feria que trae a la capital colombiana obras como la suiza "Per te.", las producciones argentinas "El escritor fracasado" o "Los Monstruos" y "Zaguán & Alento", a cargo del Ballet Nacional de España.
Los espectáculos podrán verse en 23 salas, entre ellas las tres emblemáticas de la ciudad, el Teatro Colón, el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo y el Jorge Eliécer Gaitán. Durante el desfile, un hombre gritó desde la terraza de un café: "¡Que viva el teatro!", y así va a vivir en Bogotá en las próximas dos semanas.