La nueva visión frente al consumo de sustancias apunta a la reducción del riesgo y el daño
¿Qué iniciativas de educación y prevención del consumo de sustancias psicoactivas se están dando desde la política pública y la sociedad nacional? ¿Por qué Colombia aún presenta debilidades en el tema preventivo? Expertos responden.
Durante el foro, ‘La nueva visión de la política pública en el consumo de sustancias psicoactivas’ organizado por Prisa Media, Jeffrey González, médico psiquiatra, puso el foco de atención en los efectos secundarios que el consumo tiene sobre la persona. Mencionó, por ejemplo, que una persona que haya comenzado a consumir marihuana desde temprana edad tiene cuatro veces más riesgo de desarrollar esquizofrenia.
Para él, estos datos también deben ser un factor a considerar a la hora de abordar el tema de la regularización de sustancias psicoactivas:
“De muchas sustancias psicoactivas legales, como el alcohol y el cigarrillo, no vimos sus impactos sino hasta treinta años después. Debemos poner la lupa también en los impactos que esto tendrá a largo plazo”, comentó.
Desde su punto de vista, Colombia necesita revisar la capacidad médica con la que cuenta para tratar estas enfermedades o la cantidad de talento humano del cual se dispone para abordar las adicciones. Factores como estos, dice, deben incluirse en esta nueva visión de las políticas públicas alrededor del consumo de la que se está hablando últimamente, sobre todo, teniendo en cuenta que un 20% de los consumidores tienen riesgo de generar adicción a dichas sustancias.
Y es que, precisamente, dado que el país se encuentra analizando el tema bajo una perspectiva más ‘liberal’, es decir, enfocada en las libertades individuales, cada vez se hace más necesario fortalecer el enfoque preventivo que le apueste a la reducción del riesgo y el daño.
“Me parece que todavía hay un desorden en el tema preventivo. La policía tiene programas, pero no en todos los casos se consulta la evidencia científica prevaleciente. Además, la construcción de capacidades del Estado en las regiones es heterogénea (...) Ya hay un avance porque no estamos poniendo el énfasis en la penalización, sino en el consumo problemático; en la aceptación del problema y los retos que vendrían con la legalización”, comentó al respecto el ex ministro de Salud, Alejandro Gaviria.
Una de las razones que salió a flote durante la jornada sobre por qué Colombia presenta descuidos en temas preventivos tiene que ver con que, históricamente, el país ha enfocado sus esfuerzos en el combate militar del narcotráfico, no en la prevención. Un esfuerzo que, según el ministro de Justicia, Néstor Osuna, no ha dado mayores resultados.
“La mayor falla ha sido destinar una gran cantidad de recursos a un combate policivo y militar que no ha dado frutos. En los últimos 20 años se erradicaron casi 900 mil hectáreas de hoja de coca, pero aún así el número de hectáreas todos los años siguió subiendo”, comentó el ministro.
Otra de las razones que han debilitado un enfoque preventivo, según la del directora programa de drogas de la Fundación Ideas para la Paz Ana María Rueda, radica en que el Estado colombiano no cuenta con una entidad encargada específicamente del desarrollo e implementación de la política de drogas. De acuerdo con la experta, el tema está disperso en muchas entidades.
“Sobre estos temas no va a haber un acuerdo nacional porque toca las sensibilidades y la moral. En Colombia vemos una contradicción permanente entre la política pública y su ejecución porque no tenemos una entidad que tenga a su cargo específicamente la ejecución de una política de droga. Además, hay muchas disrupciones entre un período de gobierno y otro, lo cual genera contrariedad en la norma”, explicó Rueda.
Aunque estos factores deben ser resueltos por el Gobierno Nacional a nivel interno, varios de los panelistas del foro manifestaron que, aún así, en el país existen iniciativas ciudadanas que pueden contribuir al fortalecimiento de esta apuesta por una nueva visión del consumo de sustancias psicoactivas. Muchas de ellas creadas desde un enfoque preventivo y educativo, como Échele Cabeza, la Mesa Cannabica de Bogotá y las salas de consumo supervisado.