Homicidios por sicariato: un drama que sigue golpeando a Bogotá

A finales del año 2020, la Alcaldía de Bogotá dio a conocer el consolidado de cifras de inseguridad que se registraron en la ciudad y que, a pesar de revelar que 12 de los 14 indicadores se redujeron en comparación con 2019 y esto representa una mejora en el ponderado general de resultados, aún preocupan los índices de homicidios en la capital.

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De esta manera, los casos de sicariato y de riñas por intolerancia son dos de los retos principales que tiene que afrontar el Distrito, ya que se produjeron un total de 1.030 asesinatos durante el año pasado. De esta cifra, se extrae que 286 de estos casos ocurrieron en medio de riñas y 257 casos fueron producto del sicariato.

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Respecto a lo anterior, cabe destacar que aún existe un importante subregistro de 360 casos que aún están en fase de investigación para determinar sus causas, por lo que podrían pertenecer a los indicadores anteriormente mencionados.

Por este motivo, la Policía Nacional ha emprendido, de la mano con la Alcaldía Mayor, una estrategia conjunta encaminada a combatir este flagelo. En 2020 fueron desarticuladas 18 bandas delincuenciales asociadas a muertes violentas y se efectuaron 494 capturas por ese delito, sumados a nueve capturas realizadas en 2021 hasta la fecha.

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Cabe recordar que el pasado 11 de marzo, en diálogo con La W, el secretario de Seguridad de Bogotá, Hugo Acero, reconoció que en Bogotá operan bandas de crimen organizado: "No haber reconocido durante un tiempo que Bogotá tiene bandas delincuentes organizadas fue una falla, hoy lo reconocemos y estamos trabajando conjuntamente con la Policía y la Fiscalía".

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¿CUESTIÓN DE PERCEPCIÓN?

Según Iván Díaz, quien es experto en seguridad, ha sido asesor gubernamental y hoy en día es CEO de Orca Risk Corp, el concepto de percepción esgrimido por la Alcaldía está amarrado a un “aspecto irreal”: “Hoy, en términos de seguridad moderna y a nivel mundial, la percepción es un elemento de análisis que guía las políticas de seguridad de todas las ciudades. Al final del día, como se sienta el ciudadano en virtud de los esfuerzos de las políticas de seguridad es lo que realmente importa”.

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Así, el experto asegura que lo que preocupa respecto a la administración de la capital no es solo que intente “sesgar” la posición de los ciudadanos, sino que intente vincular el concepto de la percepción a una cuestión de “mentiras estadísticas”.

“La alcaldesa habla de la percepción como si fuera algo irreal (...) hay innumerables vacíos en la política de seguridad de Bogotá”, expresa.

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¿QUIÉNES SON LOS CULPABLES?

Para el analista, la pandemia del COVID-19, que afectó a 12 estructuras fundamentales de la ciudad y que tocan muy de cerca a la seguridad, sin duda es responsable de esta situación.

Para Díaz, existen dos grandes consecuencias de esta crisis social y que incluso ya tenían antecedentes desde antes de la pandemia: por un lado, está la problemática desde el punto de vista laboral y por otro lado está el tema migratorio.

Así, el experto precisó el impacto directo que las restricciones tuvieron sobre el desempleo: “No solo medido en personas que tenían un trabajo y lo perdieron, sino la masa joven que buscaba un empleo desde antes y sistemáticamente no lo encuentra”.

En cuanto al fenómeno migratorio, que ha sido objeto de amplio debate en la capital, Díaz explicó que se trata de un hecho tangible que desde hace mucho tiempo está presente: “Igual que el tema laboral, el tema migratorio ya se conocía desde antes del COVID-19 y se agravó por los flujos que generó (...) vuelve a atacar un elemento esencial, que es el empleo”.

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“UNA DINÁMICA CRIMINAL”

Finalmente, Iván Díaz aseguró que la dinámica criminal hace parte de nuestra sociedad, por lo que resulta fundamental analizarla en el marco de una dinámica social.

Por su parte, el secretario de Seguridad de Bogotá, Hugo Acero, ha señalado que la pandemia no solo golpeó las finanzas legales sino también las ilegales. Por tanto, ha asegurado que detrás de esta ola de violencia existe una herramienta que busca sostener la mayor cantidad de ingresos posibles.

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Así, Acero explicó que esta relación está directamente vinculada con el ciclo del microtráfico: las zonas de rumba de la ciudad son escenario del mercado de drogas en puntos específicos, por lo que las medidas restrictivas redujeron esta demanda. ¿El resultado? Que se origine una pelea encarnizada por conservar este mercado.

Además, el secretario precisó que en algunas zonas de la ciudad coinciden los delitos de lesiones (homicidios) y hurtos, ya que el 76% de estos hechos ocurren en el 10% del territorio capitalino. Por eso, la estrategia articulada entre Distrito y Policía buscan fortalecer la intervención en zonas específicas.

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De esta manera, Díaz coincide con el secretario de Seguridad en que esta dinámica social se vio afectada por el COVID-19 e incluyó a estas estructuras criminales.

“Los mercados criminales son los que estamos viendo en la calle (...) sacan provecho de la masa de desempleados y de la vulnerabilidad”, precisó el analista.

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“¿EN QUÉ FALLAN LAS AUTORIDADES?”

Por lo anterior, la conclusión del experto sobre el recrudecimiento de la violencia en las calles es que también existe un error de diagnóstico: “Aunque (la Alcaldía) utiliza la palabra “percepción”, no lo hace adecuadamente. La alcaldesa ha atacado a la Secretaría de Seguridad y también existe un problema de liderazgo institucional frente a la Policía Nacional”.

Así, el experto en seguridad concluye: “la alcaldesa sufre de su propio invento: mediatizar su gestión”.