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Sacerdote en Tunja a través de plataformas virtuales ayuda a pacientes Covid-19 y familias

Logra concertar con los trabajadores de la salud y las familias de los pacientes para hacer una oración de despedida a través de videollamadas.

El padre Víctor, tiene ojeras pronunciadas, se sienta, en la mesa tiene una carpeta repleta de hojas escritas con cientos de peticiones.. Foto: W

El padre Víctor, tiene ojeras pronunciadas, se sienta, en la mesa tiene una carpeta repleta de hojas escritas con cientos de peticiones.. Foto: W(Thot)

A las 5 a.m. todos los días, desde que inició la pandemia, el padre Víctor Leguízamo observa cientos de mensajes de feligreses que llegan a su celular, donde le piden orar por sus familiares que luchan por sus vidas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). El sacerdote respira, toma un baño, charla con Dios y hace deporte, luego ordenar sus ideas y plan de trabajo.

El padre Víctor, tiene ojeras pronunciadas, se sienta, en la mesa tiene una carpeta repleta de hojas escritas con cientos de peticiones. “A las 8 de la mañana comienzo a contestar los mensajes, pero les pido perdón a todos porque es imposible poder dar una respuesta a muchos seres humanos”, dice.


foto Padre Víctor lee mensajes de feligreses. 

Reconoce, es duro dar ánimo a personas, angustiadas, que están ingresando a una cama de hospitalización o de UCI. El religioso toma su teléfono, revuelve el tinto y con la otra mano sujeta su teléfono, envía un nuevo mensaje: “Fernando, ¿cómo está?; un saludito. Yo sé que estás pasando por una circunstancia triste de dificultad y de enfermedad. Simplemente he querido mandarte este mensajito para que tú te llenes de bondad, esperanza, fortaleza y ganas de vivir”.

El sacerdote de 56 años de edad, concreta citas y ofrece contención emocional a personas que se sienten culpables porque presuntamente contagiaron a sus seres queridos. “Esta noche voy a visitar a un joven que perdió sus padres por COVID-19, él se culpa de haberlos contagiado (…), pero no se puede demostrar que él fue el que contagio a su papá y a su mamá; ya es suficiente con dos muertos”.

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Reconoce que se desgasta bastante y por eso cuenta con una amiga psiquiatra que esta pendiente de su salud mental. “Es bueno que al cuidador lo cuiden”, saluda a varios feligreses que esperan hablar con él.

El religioso lleva 29 años de servicio a la Iglesia Católica, dice que la pandemia es una de las experiencias más fuertes de su vida, como ver a familias que no vuelven a ver a sus seres queridos que entraron a un hospital y luego les fueron entregados en una pequeña caja hechos cenizas.

“Aquí hacemos un acompañamiento exequial muy humano con una videollamada y le decimos a esa persona como si tuviera ahí a su ser querido cuéntele a esa persona lo que quería decirle y llore. Uno genera ese espacio para que puedan expresar emociones o sentimientos”, narra.

John Jairo es un hombre joven, aún sus ojos están hinchados por el llanto, dice que perdió a su padre hace unos días y reconoce que en el padre encontró ayuda espiritual. “Toca fortalecernos en estos días, nuestro papá se nos fue”, se toma a dos manos la cabeza.

El dolor que produce la pérdida de un ser querido genera miedo y delirios de persecución en muchos hogares, la gente no quiere salir a la calle, por eso el padre Víctor también se desplaza hasta las viviendas para hacer un trabajo de contención emocional.

La situación de riesgo es alta en las UCI. Familias piden los santos oleos para sus familiares, el padre Víctor sabe que arriesgarse sería un paso en falso, por eso recurre de nuevo a la virtualidad y logra concertar con los trabajadores de la salud y la familia del paciente hacer una oración de despedida a través de una videollamada.

Al finalizar la tarde, el padre Víctor, simple, sin afanes, sigue mirando su celular y tomando nota de peticiones y más peticiones, se sienta, deja caer sus manos en el escritorio, al frente dos cámaras de video, un productor le hace el conteo para salir al aire y comenzar el Rosary Day número 308 de las 6 p.m.  

“El rosario lo empezamos con 50 personas, ahora 900 se suman a las plegarias por la salud de las víctimas del COVID. Vemos personas conectadas, además de Boyacá, de otras partes del país y de diferentes naciones del mundo”, dice.  


foto: Padre Víctor se alista para dar inicio del Rosary Day número 308

  

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