Más de 10.000 personas se han apuntado ya a la 'moda' del chip corporal

Aunque pueda parecer una especie de relato sacado de cualquier libro de ciencia ficción, el programador informático y director gerente de la desarrolladora 'Dangerous Minds', Amal Graafstra, ha asegurado esta semana en declaraciones a la BBC que su empresa cuenta ya con más de 10.000 clientes que, para poder disfrutar de sus llamativos servicios, han tenido que introducir en sus cuerpos un avanzado chip que les hará disfrutar de un nuevo mundo lleno de posibilidades.

Y es que el citado procesador al que están conectados les habría dado la oportunidad de realizar un sinfín de tareas sin necesidad de llevar consigo su teléfono móvil, su cartera o incluso sus llaves, como ha revelado el mencionado experto, ya que esta pequeña pieza de tecnología les habría permitido hacer pagos, llamadas y demás transacciones a través de una serie de lectores concebidos para tal uso.

"Por lo general estamos obligados a llevar encima un montón de cosas que son indispensables para nuestro día a día, pero el hecho de tener que cargar con ellas puede resultar todo un engorro. Con este pequeño aparato que se instala debajo de la piel, podemos reemplazar todos esos objetos, y su instalación supone un riesgo aún menor para la salud que un pequeño piercing", ha explicado Graafstra a la cadena británica.

"Si todo el mundo fuera consciente de que, con este diminuto implante, montarse en un tren, abrir puertas automáticas, asegurar todos sus datos personales del ordenador, entrar en casa y conducir un coche, la idea resultaría mucho más atractiva y se convertiría en todo un éxito", ha aseverado.

Sin embargo, la descripción tan idílica que Graafstra ha ofrecido sobre tan curioso dispositivo ha sido rápidamente cuestionada por una de sus más ilustres usuarias, la especialista en biomecánica Lepht Anonym, a quien le fue insertado uno de estos revolucionarios chips en el año 2015 y, desde entonces, no ha dejado de padecer fuertes dolores ligados a los imanes que contiene el producto.

"Los imanes me hacen mucho daño en los dedos, muchísimo. Duele tanto que en ocasiones hasta pierdo la visión por unos minutos. Es muy doloroso, pero confío en que en el futuro puedan de verdad mejorar la calidad de vida de las personas satisfaciendo sus necesidades más básicas", ha afirmado al ser entrevistada por el mismo medio.