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Sin control del gasto, la quiebra del sistema será inevitable: Alejandro Gaviria

El ministro de Educación, Alejandro Gaviria, advirtió que con la actual propuesta de reforma a la salud fácilmente se podrían repetir los carteles de la hemofilia, el VIH, y de enfermos psiquiátricos.

Alejandro Gaviria, ministro de Educación. Foto: Colprensa.

Alejandro Gaviria, ministro de Educación. Foto: Colprensa.

A través de un documento, el ministro de Educación, Alejandro Gaviria, hizo un recuento de sus observaciones a la reforma a la salud que presentará este mes la ministra Carolina Corcho. Estos puntos de vista han sido manifestados por el funcionario durante los consejos de ministros.

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Diagnóstico

En un comienzo el exministro de Salud advirtió la falta de claridad en el diagnostico.

“El diagnóstico no es claro. Pareciera insinuar que todos, o la mayoría de los problemas se originan en la administración (privada o no pública) del sistema. Como si eliminar las EPS fuera una solución a los problemas de insostenibilidad financiera, corrupción y desigualdades territoriales.

Gaviria reitera que todo esfuerzo reformista debe empezar por un diagnóstico, por un análisis de lo que funciona y no funciona, por una evaluación de las capacidades instaladas (nunca se comienza de cero) y las heterogéneas realidades territoriales.

El ministro Gaviria adviertió que con la actual propuesta de reforma a la salud fácilmente se podrían repetir los carteles de la hemofilia, el VIH, y de enfermos psiquiátricos.

“La experiencia de Colombia con pagadores únicos públicos ha sido desastrosa. Lo fue con la llamada libre adscripción del Seguro Social en 1996, Io fue con los recobros directos del Fosyga por la atención a la población desplazada en 2001, Io fue durante la década pasada con los pagos de las Secretarías de Salud por los servicios No Pos del Régimen Subsidiado.”

Pacientes

Frente a la ruta de atención a los pacientes, Gaviria asegura que no es clara. “El sistema planteado es por diseño fragmentado: parte de una división entre la atención primaria y la de mayor complejidad. Además, no contempla una respuesta precisa para una serie de actividades esenciales”

“Hoy las EPS tienen diez veces más centros de atención primaria que los propuestos en la reforma, ¿Qué va a pasar entonces? ¿No tendríamos en el esquema muchas más colas y problemas de atención? ¿Quién va a coordinar el traslado de los pacientes? La sola Nueva EPS hace 800.000 transportes terrestres al año, y miles de transportes aéreos.

Recursos

El ministro explicó que la ADRES carece de capacidades para ser ordenador del gasto “sin control del gasto, la quiebra del sistema será inevitable y acelerada.”

¿Quién va a realizar el control de gastos?, ¿la auditoría de cientos de millones de facturas?, ¿quién va a encargarse del control del recaudo de las contribuciones?

“En el esquema propuesto, que no define el control de gasto y del recaudo, el impacto fiscal sería enorme. El gasto se multiplicaría y el recaudo podría caer de manera sustancial. Esta contingencia fiscal podría poner en riesgo la sostenibilidad fiscal del país.”

Transición

Sobre la transición también hay muchas preguntas sin respuestas. ¿Cuánto tiempo va a tomar el empadronamiento de toda la población? La depuración de las bases de datos que manejan las EPS ha tornado décadas. ¿Cuánto tiempo va a tardar (y con qué gente se va a llevar a cabo)?

¿Cuánto tiempo tardaría la puesta en marcha, desde cero, de un sistema de información centralizado, sin una reflexión sobre cómo transferir capacidades? ¿Quién y cómo se van a transferir las deudas existentes?

“La transición tomaría décadas y la reforma parece subestimar la complejidad del proceso. Además, la transición se está anticipando: el sistema financiero les está cerrando las puertas a las EPS (pues ya las van a liquidar), algunos prestadores están exigiendo anticipos para procedimientos de alta complejidad y la industria farmacéutica mantiene los inventarios a raya, incluso hay desabastecimiento. La crisis parece crecer día a día.”

Reforma

“Una reforma a la salud es necesaria. Los sistemas de seguridad social deben reformarse de manera permanente. Existen consensos, más o menos definitivos, sobre la necesidad de una mayor inversión en salud pública, de un mayor énfasis en la atención primaria, de una reivindicación del talento humano, de una implementación de modelos diferenciales o de una mayor transparencia en las transacciones que implicaría, por ejemplo, la eliminación de la integración vertical. Pero sin un diagnóstico claro ni una respuesta a las preguntas planteadas la reforma propuesta puede hacer daño. Mucho daño. Lo que iría en contra del principio de siempre para quienes se ocupan de la salud de la gente: ante todo no hacer daño.”

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