Las investigaciones se iniciaron tras tener conocimiento de que dos mujeres de origen colombiano habrían sido captadas en su país de origen para trabajar en España ejerciendo la prostitución.
Las mujeres, que habían llegado a España con falsas ofertas de empleo, estaban recluidas en pisos en los que les obligaban a estar disponible las 24 horas de los siete días de la semana y a consumir estupefacientes.
Muchas de las víctimas eran de escasos recursos y en condición de vulnerabilidad, procedentes de Cali, Medellín y Bogotá.
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