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Fotos | Así llegó la Navidad a niños de Bajo Calima, gracias a Soluciones W

Desde Bogotá hasta el Bajo Calima, la solidaridad llegó en forma de juguetes, sonrisas y esperanza para 1.200 niños que hoy vivieron una Navidad diferente gracias a Pepe Ganga y la Armada Nacional.

Fotos | Así llegó la Navidad a niños de Bajo Calima, gracias a Soluciones W

En Bajo Calima, un corregimiento de Buenaventura que durante décadas ha vivido entre desplazamientos, amenazas y la presencia constante de grupos armados ilegales, pensar en juguetes puede parecer secundario frente a la urgencia de sobrevivir.

Justamente por eso, cualquier gesto dirigido a los niños se vuelve profundamente transformador.

Este año, Soluciones W volvió a mirar hacia esos lugares donde casi nadie llega. Luego de la experiencia del año pasado en El Plateado, Cauca, donde fue necesario llevar 2.000 regalos en medio de hostigamientos armados, la Armada Nacional buscó a La W para construir una nueva Navidad distinta, esta vez en el Bajo Calima. Una zona extensa, diversa, habitada por comunidades afro e indígenas, que recientemente emprendieron un retorno colectivo a su territorio tras años de desplazamiento forzado.

¿Cómo se logró esta entrega?

Al aire en La W, el coronel Ricardo Visbal, comandante de la Segunda Brigada de Infantería de Marina de la Fuerza Naval del Pacífico, explicó el contexto con claridad y conocimiento. “A través de la historia ha sido un corregimiento golpeado por la violencia”, dijo, al detallar que actualmente la comunidad sigue siendo víctima de ataques, intimidaciones y confinamiento por parte de grupos armados organizados. Aun así, destacó el esfuerzo conjunto para garantizar seguridad y abrir espacio a una Navidad digna para los niños.

La respuesta llegó de la mano de un aliado que ya ha demostrado compromiso: Pepe Ganga. En los micrófonos de La W, Lukas Enciso, gerente comercial de la compañía, anunció la donación de 1.200 juguetes para los niños del Bajo Calima. “Queríamos contarle que para estos niños en esta Navidad tenemos hoy 1.200 regalos”, dijo al aire, explicando que se trata de juguetes nuevos, pensados para diferentes edades y actividades, desde muñecas hasta juegos para aire libre.

Pero las buenas noticias no terminan ahí. En el mismo espacio se anunció que, además, se sumaron 600 juguetes adicionales para dos comunidades indígenas ubicadas en pleno corazón del Amazonas, zonas remotas donde llegar solo es posible con el acompañamiento de la Armada Nacional.

“Sin ellos no llegamos hasta allá”, se dijo al aire, reconociendo el papel clave de la Fuerza Pública no solo en la seguridad, sino en hacer posible que la ayuda llegue.

En total, 1.800 juguetes comenzarán pronto un viaje largo por aire, selvas y territorios golpeados por el conflicto. No resolverán décadas de abandono, pero sí regalarán algo esencial: la certeza de que la bondad sigue latiendo en los corazones de los colombianos. En lugares donde la guerra ha querido robar la infancia, una Navidad diferente también es una forma de esperanza.

Así fue la entrega de juguetes en Bajo Calima

El viaje fue largo. No solo en kilómetros, sino en intención. Desde Bogotá, los juguetes recorrieron carreteras y selva hasta llegar al Bajo Calima, un territorio del Pacífico colombiano donde la infancia suele crecer en medio de silencios impuestos, miedos heredados y rutinas marcadas por la incertidumbre. Esta vez, sin embargo, lo que llegó primero fue otra cosa: color, juego y la posibilidad de imaginar.

Uno a uno, los niños fueron recibiendo sus regalos. Muñecas, muñecos, juegos para armar y para inventar historias nuevas. Algunos los abrían con cuidado, otros los apretaban contra el pecho sin soltarlos. Había sonrisas tímidas, gritos espontáneos y una emoción difícil de explicar. Para muchos, era la primera vez que recibían un regalo de Navidad.

La jornada fue posible gracias a la solidaridad de Pepe Ganga, que donó los 1.200 juguetes, y al trabajo articulado con Soluciones W y la Armada Nacional, que lideró toda la logística y el acompañamiento en cabeza del coronel Ricardo Visbal, comandante de la Segunda Brigada de Infantería de Marina de la Fuerza Naval del Pacífico.

Nada fue improvisado. Desde muy temprano, hombres y mujeres de la Armada garantizaron que cada detalle funcionara: la llegada de los juguetes, la organización de la entrega, el cuidado de la comunidad. Su presencia fue constante y respetuosa, pensada para que ese día los niños solo tuvieran que preocuparse por jugar.

“Lo que queremos es traer una feliz Navidad a los niños del Bajo Calima y contarle a la comunidad que su Armada, en coordinación con la W Radio y con Pepe Ganga, seguirá trabajando por el bienestar de la población y por la protección de ellos”, dijo en los micrófonos de La W el coronel Ricardo Visbal.

El Bajo Calima es un territorio golpeado históricamente por la violencia y el confinamiento. Muchas familias han tenido que aprender a vivir con restricciones que no eligieron. Aun así, la comunidad resiste, se organiza y cuida de los suyos. Para líderes como Sandra, este tipo de gestos tienen un valor que va mucho más allá del objeto entregado.

“Normalmente vivimos una situación de confinamiento donde no somos libres de andar por todo el territorio, pero hoy sacaron esta hermosa alegría y pudimos salir a compartir y a disfrutar”, aseguró Sandra durante la jornada. “A pesar de que somos un territorio marcado por la violencia, hay muchas personas de bien que merecemos vivir en paz y en tranquilidad”, agregó.

Sandra es madre de cinco hijos. Cuatro de ellos recibieron regalo ese día. Uno de los momentos que más la emocionó fue ver a su hija abrazar una muñeca que llevaba tiempo deseando. “Mi niña salió muy contenta porque le tocó un muñeco de los que a ella le gustan, de los Trolls”, contó sonriendo.

Y es que, durante unas horas, el Bajo Calima fue otro. Un lugar donde los niños corrían con sus juguetes nuevos, donde se escuchaban risas por encima de cualquier ruido externo, donde la Navidad no era una promesa lejana sino algo que estaba pasando ahí mismo.

“Estoy emocionada de la Navidad”, dijo una de las niñas, con micrófono en mano. “Gracias por la Navidad”, repitieron varios, casi al unísono, mientras levantaban sus regalos.

La entrega de los juguetes no pretendía borrar la realidad del territorio, pero sí abrir una ventana. Mostrar que existen otros contextos posibles, que hay empresas, medios e instituciones dispuestos a llegar hasta donde parece imposible. Que la infancia del Bajo Calima importa.

Ese día no se habló de cifras ni de balances. Se habló de sonrisas, de ilusión, de la potencia de un gesto sencillo cuando llega al lugar correcto. Y mientras el sol caía sobre el Pacífico, quedaba la certeza de que, al menos por un momento, 1.200 niños pudieron ser solo eso: niños.

En el Bajo Calima, la Navidad llegó temprano gracias a Soluciones W

04:04

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