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La ayuda internacional debe redoblarse para atender la migración venezolana: Jan Egeland

El secretario general del Consejo Noruego para Refugiados visitó Colombia y habló sobre los desafíos para enfrentar dos crisis humanitarias simultáneas.

El secretario general del Consejo Noruego para Refugiados visitó Colombia. Foto: Agencia Anadolu

Jan Egeland ha estado al tanto de las necesidades humanitarias de Colombia desde finales de la década de los 70. El noruego cuenta que, con 19 años de edad y recién graduado de la secundaria, llegó a la región del Catatumbo, en la frontera con Venezuela, para ayudar a la comunidad indígena Motilón-Barí junto con el padre Rafael García Herreros.

En 1999 asistió en los diálogos con las Farc y el ELN como enviado de la ONU y desde hace varios años visita Colombia como secretario general del Consejo Noruego para Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés).

Esta semana visitó por corto tiempo Bogotá y diferentes zonas del departamento de Norte de Santander para reunirse con delegados del Gobierno colombiano y la comunidad internacional, con el fin de discutir la crisis migratoria venezolana y los desplazamientos internos que ocurren en el país. Viajó a Cúcuta donde se reunió con mujeres campesinas afectadas por la violencia, líderes de Catatumbo, autoridades locales de la ciudad fronteriza y población proveniente de Venezuela.

Egeland habló de la importancia del apoyo de la comunidad internacional para atender la migración venezolana y de la necesidad de implementar el Acuerdo de Paz con agilidad.

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¿A qué conclusiones llega después de su más reciente visita a Colombia?

Colombia merece un respaldo mucho más fuerte de la comunidad internacional. Lo que se nota es que Estados Unidos y Canadá no están invirtiendo suficiente en servicios sociales, en asistencia humanitaria y en el desarrollo en su propio hemisferio. Claro que los europeos también debemos hacer más pero también está el Oriente Medio y el norte de África que son nuestros vecinos. En estas zonas debe haber una inversión mucho más fuerte de Norteamérica para resolver muchas necesidades y ahora hay más de cinco millones de venezolanos que necesitan mucho más respaldo.

Al mismo tiempo se tiene que reconocer que la gente de zonas como el Catatumbo y Arauca necesitan ayuda. Muchos no saben que el grupo de organizaciones de asistencia humanitaria en Colombia es la mitad del que era hace cinco o seis años. Ahora somos muy pocos los que estamos trabajando por los desplazados en este país.

Usted acaba de visitar Cúcuta y vio el paso fronterizo del puente Simón Bolívar. ¿Cómo ve la respuesta de Colombia ante la migración venezolana?

Visitamos el puente Simón Bolívar y es impresionante, como una escena del Éxodo, ese libro de la Biblia. Miles y miles de personas pasan por ese puente al día. Muchos regresan con cosas que consiguen en Colombia, pero también hay como tres mil que se quedan cada día por razones de crisis social y económica en Venezuela. Es impresionante ver el tamaño de esta crisis migratoria. 1.8 millones de personas provenientes de Venezuela están en Colombia.

Colombia está entre los países más generosos del mundo en recibir gente que necesita asistencia y protección, junto con Turquía, Líbano, Jordania y Uganda. Es triste ver que la solidaridad internacional no alcanza a soportar el gran costo de prestar servicios a los venezolanos.

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¿Cuáles son las necesidades más urgentes en Colombia?

Hay miles y miles que están entrando al sistema escolar de Colombia cada mes. Hay miles que están buscando servicios de salud. Nosotros, los organismos humanitarios que estamos trabajando a ambos lados de la frontera, estamos sobrecargados y no alcanzamos a tener los recursos necesarios para las grandes necesidades.

¿Cómo ve la respuesta regional hacia la crisis migratoria venezolana?

Estamos muy preocupados con la xenofobia que está creciendo en muchos países de la región. En Colombia es impresionante que hay menos xenofobia, aunque el país tiene el mayor número de venezolanos. Hay más casos de xenofobia en Perú y Ecuador.

¿Cuánto dinero cree que haría falta para hacerle frente a la crisis migratoria?

Entiendo que el gobierno de Colombia ha invertido billones de dólares en los últimos años y reciben una fracción de esto. Entonces la ayuda internacional debe redoblarse varias veces para que los países anfitriones de migrantes y refugiados más generosos sigan teniendo sus fronteras abiertas.

Es un poco como Turquía. Europa debe hacer más para ayudar a los refugiados de Siria en Turquía, en el Líbano y en Jordania. No se puede depender de la generosidad de los países vecinos para siempre.

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¿Cree que la comunidad internacional está dispuesta a dar esa ayuda?

Espero que sí porque la alternativa es que haya cierres de fronteras y más crisis. Claro, también tenemos que aumentar la asistencia dentro de Venezuela y estamos intentando hacerlo. Yo estoy en camino para discutir un aumento de servicios humanitarios en Venezuela. Nosotros estamos trabajando en los países más afectados por la crisis migratoria en ambos lados de la frontera, y nuestro plan es aumentar nuestros programas en Venezuela. Podríamos asistir a unos 70.000 venezolanos.

Toda esta crisis migratoria ocurre mientras Colombia enfrenta un escalamiento de la violencia con nuevos desplazamientos internos masivos en lugares como el Catatumbo y el Chocó, así como confinamientos de diferentes comunidades. ¿Cuál es su análisis de esta crisis humanitaria?

En Colombia hay una doble crisis humanitaria: una de la migración venezolana y otra de las 400.000 personas desplazadas internamente después del Acuerdo de Paz de 2016 con las Farc.

Me he reunido con familias de los desplazados del Catatumbo y sus testimonios son de una guerra entre guerrillas, paramiltares y bandas criminales que están luchando por territorio. Estas comunidades campesinas e indígenas que han vivido en el Catatumbo por centenares, o hasta miles de años en el caso de los indígenas, ahora están huyendo por su vida de sus hogares tradicionales. Eso es terrible. Como Consejo Noruego para Refugiados estamos también en el Chocó, Nariño, Arauca y otras partes donde hay conflicto y grandes necesidades.

¿Qué hacer para frenar esa tragedia y hacer efectivas la presencia del Estado en estos lugares históricamente marginalizados?

No hay otra opción, sino que el Estado preste servicios como salud, educación y empleo lícito a estas zonas. Ahora, con la presencia de grupos armados, los civiles y lo campesinos no tienen protección, necesitan desesperadamente los servicios y la presencia del Estado.

Es triste ver que las zonas donde estaban las Farc ahora están llenas de otros grupos armados y el conflicto sigue siendo muy agudo, a veces también con excombatientes que han retomado sus armas.

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Usted ha estado apoyando el Acuerdo de Paz con las Farc desde sus inicios. ¿Cómo ha visto el desarrollo de la etapa de posacuerdo?

Los acuerdos son muy importantes, históricos, y es muy positivo que miles de hombres y mujeres hayan dejado las armas. El problema es que hay nuevos grupos armados en los lugares donde se había desactivado el conflicto. Hay que seguir luchando por la paz y hay que hacer proceso con todos los grupos. Hay que reforzar el trabajo con la paz.

¿Cree que el Gobierno colombiano está poniendo en marcha el Acuerdo de Paz con la suficiente agilidad?

Espero que sí. Estamos listos para asistir en esto y es muy claro que hay que hacer más para prevenir la violencia a comunidades muy vulnerables como el Catatumbo, que está en una terrible ola de violencia.

Usted ha asistido en negociaciones entre Israel y Palestina, en Guatemala, Sudán, Uganda y otros lugares. ¿Cree que la violencia que está viviendo Colombia hoy en día está entre los márgenes esperados de una etapa de posacuerdo o se está saliendo de lo normal?

Los conflictos internos en Colombia han sido sumamente violentos. Alrededor de 7 millones de personas han sido desplazados durante estas décadas de violencia y eso es testimonio de los niveles de violencia que ha tenido el país. No conozco ningún acuerdo de paz donde no haya grandes problemas en su realización, entonces este va a durar tiempo.

Pero sí es sumamente preocupante que la violencia haya aumentado otra vez en zonas que iban a ser pacificadas por el proceso de paz, entonces tenemos que trabajar más por la paz y por la protección de civiles.

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